“Kamala Harris tiene razón: el sistema político norteamericano está roto. Pero no por populismos o polarización, sino porque la élite convirtió su moral en un arma… y ahora la red de Epstein es la kryptonita que los derrumba”.
En medio del periodo vacacional de 2025, la agenda mediática global no tiene respiro. Ni siquiera la trama de la nueva película de Superman, que llena salas de cine, logra superar el impacto de la realidad. Mientras el mito del súper héroe resurge en pantalla, el mundo real enfrenta su propia batalla: el colapso de los pactos de poder que sostenían la ilusión de justicia.
Kamala Harris y el sistema roto
Con su libro 107 DAYS, la ex vicepresidenta Kamala Harris aprovecha su gira mediática para dejar una advertencia: el sistema político ya no funciona. En una entrevista con Stephen Colbert, explicó su decisión de no contender por la gubernatura de California —a pesar de liderar por mucho las encuestas— porque “no quiere ser parte de un sistema quebrado”.
Pero su diagnóstico va más allá de la polarización o el populismo. Harris señala un problema más profundo: la élite convirtió la moral en un arma de doble filo. Mientras predicaban valores, protegían a depredadores como Jeffrey Epstein, cuyo caso no es solo un escándalo sexual, sino la prueba de una red de chantaje que corrompió instituciones.
Superman, la Gran Depresión y la ironía del poder
Superman, creado en 1938 por Jerry Siegel y Joe Shuster —dos judíos como Epstein—, nació como un símbolo de esperanza durante la Gran Depresión. Un “extranjero” que adoptaba Estados Unidos como su tierra y luchaba por los débiles. Hoy, ese ideal choca con una realidad perversa: el Lex Luthor de nuestro tiempo no es un villano de cómic, sino una élite que usó su poder para proteger secretos inconfesables.
Epstein, el “enemigo público número uno” del siglo XXI, operaba en las sombras: reclutaba menores, grababa a poderosos, desde políticos hasta príncipes, y aseguraba su impunidad con tácticas de inteligencia que se sospecha aprendidas del Mossad el servicio de inteligencia exterior de Israel. Su red no solo explotaba víctimas, sino que extorsionaba a quienes debían perseguirlo.
Lex Luthor hoy existe… y se llama Elon Musk
Como en los cómics, el villano es un genio con recursos ilimitados. Elon Musk —comparado aquí con Lex Luthor— encarna la paradoja del poder moderno: un magnate que critica a las élites mientras financia campañas, controla medios y se beneficia de un sistema fracturado y que irónico, en los primeros comics de la historia, Lex Luthor era un brillante joven amigo de Superman y también tenía pelo. Un experimento mal logrado los enemistó para siempre.
La conexión es clara: Musk compró Twitter (ahora X) y desclasificó archivos que exponían la manipulación mediática, pero también protegió intereses ocultos. ¿Fue casualidad que Ghislaine Maxwell —cómplice de Epstein— tuviera vínculos con círculos de Silicon Valley?
La kryptonita de las élites: los expedientes Epstein
Lo verdaderamente peligroso no son los abusos en sí, sino lo que revelan sobre el sistema:
- Chantaje institucionalizado: Las grabaciones de Epstein podrían implicar a jueces, magnates y líderes mundiales.
- Doble moral: Los mismos que hablaban de derechos humanos financiaban sus crímenes.
- El Estado fracturado: Cuando las instituciones protegen a los culpables, la democracia se convierte en una farsa.
Kamala Harris lo sabe: el sistema no se rompió solo, lo quebraron quienes lo usaron para protegerse.
Conclusión: ¿Quién salvará al mundo?
Superman ha sido más que un personaje de comics, era la representación en forma de súper hombre de lo que en aquel tiempo de depresión los americanos aspiraban a ser. Hombres y mujeres que habían llegado a una tierra extraña, que la hicieron suya en un pacto de prosperidad que contagiaba al mundo. El súper país que salía a la defensa de abusos, de invasiones y de las fuerzas extremistas que amenazaban los derechos humanos de todos habitantes del planeta.
El movimiento que prometió “Make America Great Again” (MAGA) aceleró, sin quererlo, la fractura del sistema occidental y se volvió la antítesis del sueño americano. Hoy, su legado no es MAGA sino MABA “Make America Break Already” —un país que comete abusos, donde las instituciones se desmoronan, los pactos se rompen y las élites caen bajo el peso de sus propias INTRIGAS. Y dirán ustedes, eso siempre ha existido, y es verdad, el punto es que las tecnologías de la información han cruzado fronteras y roto todos los limites. Pero no será tan destructiva la revelación publica de lo que hacen con su moral los poderosos, como el impacto de los hechos y omisiones a los que han sido orillados bajo amenazas de lo que los dueños de esa oscura información; que obviamente en estos momentos todos sabemos quién la tiene y ya mandó decir que “no existe” para tranquilizar a los que se pueden volver sus depredadores.
Por cierto, no puedo decir gran cosa del guion de la película de Superman, les recomiendo la versión en 3D, y disfruten de los efectos especiales. Lo que sigue es ir al Cine porque aún hay libertad, pensemos en eso.