Hermosillo, Sonora.- Con profundo dolor y en medio de gritos y lágrimas, decenas de personas tomaron las calles de Hermosillo para exigir justicia. Justicia por Meredith, Medelin, Karla y Margarita.

Al frente de la marcha, la abuela de las niñas llevaba sobre su regazo las fotografías de sus nietas mientras su hijo —padre de las menores— empujaba su silla de ruedas, acompañado por otros familiares que con mantas y consignas hicieron visible su dolor y sed de justicia.
Caminaron acompañados de madres, padres, jóvenes y niños que se unieron en solidaridad, en una marcha que no distinguió entre hombres y mujeres, entre grandes y pequeños. Una marcha que desbordaba rabia por el feminicidio y triple homicidio infantil.
La manifestación, convocada bajo el lema “Marcha por la justicia y la dignidad: en memoria de Meredith, Medelin, Karla y Margarita y contra la violencia que nos arrebata a infancias, jóvenes y familias”, comenzó a las 5:30 de la tarde en las escalinatas de la Universidad de Sonora.

Vestidas y vestidos de negro, muchas personas soportaron el calor abrazando el dolor colectivo que, esta vez, no pudieron ignorar.
Bajo la sombra de los árboles de la Plaza Emiliana de Zubeldía y las escalinatas del Museo de la Unison, se congregaron familias enteras. Muchas mujeres compartían el mismo pensamiento: “Podría haber sido mi hijo”.
Alejandra, una madre que asistió con su hijo pequeño en una carriola, sostenía un cartel que decía: “No hay que esperar a que sea uno de nosotros”
“Siempre he dicho que no hay que esperar a que sea uno de nosotros para salir a alzar, la voz, a marchar, a protestar más que nada, soy mamá, soy hija, tengo hermanos, entonces no me gustaría que el día de mañana o pasado seamos uno de esos”.
Claudia Elena Hernández salió acompañada de sus dos hijas, empatizando con la protesta y pidiendo justicia.
“Porque soy mamá, por los hijas, para que vean que se puede exigir justicia, que tienen voz, que por el hecho de ser mujeres no somos menos”, señaló.
La columna de manifestantes avanzó hasta el Callejón Velasco, entre el Palacio de Gobierno y el Ayuntamiento, donde se instaló un altar. Ahí, las y los asistentes depositaron flores y encendieron veladoras en memoria de las víctimas.
“El feminicidio múltiple de las tres hermanas y su madre no es un caso aislado, es el resultado de la desprotección del incumplimiento y falta de voluntad de las instituciones que deben garantizar la seguridad de las niñas, jóvenes y mujeres”, detalló.
Esta jornada de protesta no comenzó en la tarde. Desde tempranas horas del domingo, las aguas de la fuente del Parque Madero fueron teñidas de rojo, como símbolo del derramamiento de sangre. A su alrededor fue colocada una luna con la frase “Estado Feminicida”, denunciando la violencia sistemática que afecta a mujeres y niñas en Sonora.
Este feminicidio infantil ha marcado un antes y un después en Hermosillo. La ciudad, herida, respondió con presencia, con coraje, con comunidad. Porque ante el silencio institucional, el pueblo habló: las infancias no se tocan, las infancias no se matan.
