La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, declaró este miércoles que es “probable” que el uso de la bandera nacional durante las protestas contra las redadas migratorias en Estados Unidos haya sido “una provocación”, al referirse a la imagen de un hombre encapuchado sosteniendo el lábaro patrio sobre una patrulla incendiada en Los Ángeles, California.
Durante su conferencia matutina, la mandataria afirmó que su gobierno no avala actos violentos y que las manifestaciones de la comunidad mexicana en el extranjero, por lo general, se desarrollan de manera pacífica.
“Nosotros no estamos de acuerdo con las acciones violentas y pienso que incluso algunas fotografías que salieron es muy probable que hayan sido una provocación”, expresó.
La imagen, ampliamente difundida en redes sociales y compartida por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), muestra a una persona encapuchada sosteniendo la bandera de México encima de una patrulla en llamas, durante las protestas contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El hecho ha generado una ola de reacciones entre funcionarios estadounidenses, incluyendo figuras del Partido Republicano y asesores cercanos al expresidente Donald Trump.
Sheinbaum reconoció que la imagen es de “mucha provocación”, aunque advirtió que no cuenta con todos los elementos para confirmar su autenticidad o intención. “Necesitaría tener toda la información para afirmarlo con rotundidad”, puntualizó. También señaló que corresponde a las autoridades de Estados Unidos investigar el caso.
La controversia se produce en medio de un contexto de tensión diplomática, luego de que la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, acusara a Sheinbaum de alentar las protestas migratorias en territorio estadounidense. La presidenta rechazó dichas acusaciones y las calificó como “absolutamente falsas”.
Coincidentemente, ese mismo día, Sheinbaum sostuvo un encuentro en Palacio Nacional con el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, como parte del diálogo bilateral que busca contener las fricciones surgidas por la política migratoria de la administración Trump.
En las últimas semanas, la bandera tricolor se ha convertido en un símbolo recurrente en las manifestaciones realizadas por comunidades latinas en ciudades como Los Ángeles, donde residen millones de personas de origen mexicano. Su aparición ha generado interpretaciones encontradas dentro del discurso político estadounidense.
Entre quienes se han pronunciado sobre el uso del símbolo patrio destacan Stephen Miller, asesor de la Casa Blanca y principal impulsor de la estrategia migratoria de Trump, así como el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, ambos críticos del papel de México en la actual coyuntura migratoria.
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La presidenta insistió en que el gobierno mexicano respalda las protestas pacíficas en defensa de los derechos humanos, pero se deslinda de cualquier acto violento o confrontación directa con las autoridades estadounidenses. “La comunidad mexicana es respetuosa y se expresa con dignidad. No alentamos provocaciones ni enfrentamientos”, concluyó.
Con información de López Dóriga Digital