Hermosillo, Sonora.- El estado de salud de su hija de 4 años, diagnosticada con parálisis cerebral grado cinco, ha llevado a Gladys Amelia Valencia Castillo a luchar por obtener un cambio de plaza que le permita vivir en Hermosillo, ante la negativa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sección 28.

Para la profesora de 29 años, originaria de Caborca, el calvario comenzó hace año y medio, cuando su pequeña Dalet Amelia enfermó súbitamente.
“Mi situación sucede un 30 de noviembre del 2023, cuando mi hija se enferma. Un día antes estaba bien, y de repente amaneció con dificultad para respirar. Entonces, yo inmediatamente voy con su pediatra y me dice que tiene que ser internada. Luego me la diagnostican con neumonía; yo me voy al Hospital General de la ciudad de Caborca porque ahí es mi residencia”, expuso.
Sin embargo, aunque fue hospitalizada, pronto fue trasladada a Hermosillo, debido a que el equipo del hospital no era adecuado para uso pediátrico.
“Al llegar aquí, mi niña entró en paro cardiorrespiratorio durante 16 minutos. Después de eso, estando en terapia intensiva, tuvo otro paro cardiorrespiratorio de dos minutos. En el transcurso de todo esto, mi niña presentó muchas complicaciones”, narró.
La niña estuvo seis meses hospitalizada y, como consecuencia, sufrió daño cerebral, siendo diagnosticada con parálisis cerebral grado cinco.

Debido a esto, indicó Gladys, la pequeña debe permanecer cerca de hospitales, por lo que regresar al ejido El Coyote —lugar donde tiene su plaza— no es una opción.
No obstante, la maestra no imaginó lo difícil que sería obtener la relocalización por parte de su sindicato y de la Secretaría de Educación y Cultura (SEC).
De acuerdo con su testimonio, Gladys fue tratada con menosprecio por parte de su propio sindicato, y se le dijo que los problemas de su hija —a quien además cría en solitario— no eran su responsabilidad.
“Mi exigencia es que se me haga justicia y se me otorgue el cambio de centro de trabajo con mi base aquí en la ciudad de Hermosillo, ya que mi hija no puede regresar a Caborca, algo que ha sido señalado y dictaminado por sus médicos. En Caborca hay muchos químicos derivados de la uva y la quema de espárrago que afectarían aún más sus pulmones. Además, necesita continuar su rehabilitación y asistir con los especialistas que la atienden”, añadió.
Actualmente, Gladys trabaja en la capital a través de un interinato, por lo que no goza de los mismos derechos que un trabajador con base. Según su relato, esto es lo único que el sindicato ha podido ofrecerle.
La madre comentó que la situación se ha vuelto tan frustrante que ha afectado su propia salud, ya que ha sido diagnosticada con ansiedad y depresión.
Gladys pidió mayor empatía por parte de las autoridades educativas y sindicales para no obstaculizar su derecho a cuidar de su hija.
Respuesta de las autoridades
El secretario general de la Sección 28 del SNTE, profesor Ernesto Félix Tabardillo, comentó tener conocimiento del caso de Gladys y dijo que se está trabajando en la posibilidad de cambiarla de base.
“Ya está en Hermosillo de manera temporal indefinida. Se verá en agosto la manera de su cambio permanente como una necesidad especial, si así es de su interés”, comentó.
Ante esto, Gladys se mostró extrañada y comentó que el sindicato no le había informado de este desarrollo, e incluso se había mantenido al margen de ofrecerle ayuda.
“De hecho, el sindicato nunca me ha apoyado en nada, para nada se ha comunicado conmigo. Eso del cambio temporal para mí no lo es, porque estoy sin derecho a nada, me tienen como interina y me quitaron todos los derechos que tenía como maestra de base. Así que yo no veo dónde está el cambio”, expuso.
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Proyecto Puente pidió información sobre el caso a la SEC, donde el día 3 de junio Gladys sostuvo una audiencia; sin embargo, no se obtuvo respuesta.
