En una nueva escalada del enfrentamiento entre la Universidad de Harvard y el Gobierno federal, la Administración de Donald Trump revocó este jueves la autorización de la institución para admitir estudiantes extranjeros. Esta acción se suma a otras medidas ya adoptadas por la Casa Blanca contra la universidad, incluida la congelación de importantes partidas presupuestarias, tras su negativa a acatar exigencias ideológicas impuestas desde Washington.
El diario The New York Times dio a conocer la noticia, la cual fue corroborada por otros medios. La medida forma parte de un conflicto creciente entre Harvard y el Departamento de Seguridad Nacional. En semanas recientes, esa dependencia había requerido a la universidad que entregara datos sobre ciertos alumnos extranjeros. El Times accedió a una carta firmada por la secretaria del Departamento, Kristi Noem, en la que se comunica que el Programa de Intercambio de Estudiantes de la universidad queda revocado “con efecto inmediato”.
El origen del desencuentro se sitúa en abril, cuando Noem advirtió que retiraría la autorización si Harvard no proporcionaba “información relevante” sobre todos los estudiantes internacionales con visa que hubiesen participado en actividades catalogadas como “ilegales” o “peligrosas”.
Durante el curso pasado, la Administración de Trump tomó medidas como la detención, revocación de visados y expulsión de alumnos señalados por participar en manifestaciones propalestinas en campus universitarios de todo el país.
La ofensiva del Gobierno se ha intensificado en el plano financiero. La semana anterior, la Casa Blanca anunció un recorte adicional de 450 millones de dólares en subvenciones procedentes de ocho agencias federales, que se suman a los 2 mil 200 millones de dólares en fondos congelados previamente.
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Además, Harvard es objeto de otras investigaciones impulsadas por el Ejecutivo republicano. Entre ellas, figuran denuncias de violaciones a derechos civiles relacionadas con el manejo de protestas propalestinas en el campus, y una acusación de discriminación por parte de la revista Harvard Law Review.
Según esta última, la publicación estudiantil selecciona a sus autores basándose en criterios ideológicos vinculados al movimiento woke, un tema recurrente en la agenda del conservadurismo estadounidense.
Con información de El País