Ya que estamos de vacaciones y en días santos, permítame, amable lector, comentar un libro recién publicado que recomiendo ampliamente. Se titula Memorias del Marqués de San Basilisco, de Adolfo R. Carrillo, con anotaciones de Ignacio Almada Bay y publicado en noviembre de 2024 por El Colegio de Sonora.
Tahúr, bribón, vividor, andariego y divertido
El libro trata de las andanzas y aventuras de Jorge Camonina, quien declara que su padre lo engendró en Ures y su madre lo echó al mundo en Culiacán, en el año 1830. Como pasó parte de su juventud en Sonora, se ostentó como sonorense. Cual breves postales, el libro va relatando los contextos, personajes y acontecimientos de la época primero en sus recorridos como comerciante ambulante de baratijas, entonces llamados “varilleros”, luego como militar, primero en el bando de los republicanos de Pesqueira, luego con los imperialistas y franceses. En sus cambios de bando va recorriendo Sonora, luego Sinaloa, después Tepic y Guadalajara, hasta llegar a la ciudad de México donde conoce a al emperador Maximiliano y se enrola como espía del Imperio. En cada una de estas escalas, el personaje anda en busca de compañeros de juego de las cartas Birjan y tratando de sobrevivir con las apuestas.
A la caída del Imperio, Camonina enamora a una rica viuda. Pero en el proceso sucede el asesinato del albacea de la viuda, el licenciado Bola Dura, en donde Camonina resulta el beneficiario y sospechoso. Después de casarse con la viuda, la pareja se traslada a Paris en donde hacen vida de nuevos ricos y donde adquiere, por compra, el título de marqués. El final es sorprendente y por demás dramático.
No estoy seguro de si sea una historia anovelada basada en hechos reales. Ignacio Almada dice que ha sido calificado como “memoria-libelo”. El autor Adolfo R. Carrillo (1855-1926), es un periodista crítico de Porfirio Díaz que además publicó las Memorias de Lerdo. Su estilo es ágil, sagaz y muy entretenido que pica la curiosidad a medida que va avanzando la historia. Según parece, el personaje de Camonina está basado tanto en la vida de Jorge Carmona, como en la propia biografía de Carrillo. Las anotaciones de Almada, hechas por medio de notas al pie, resultan muy oportunas para contextualizar los personajes y sucesos del siglo XIX a los ojos del lector contemporáneo.
El libro fue publicado originalmente en San Francisco, California, en 1897. Su nueva publicación por El Colegio de Sonora en 2024 constituye un valioso rescate para los estudiosos de la historia mexicana; pero sobre todo para los amantes de la buena lectura. Es una historia divertida e interesante que, a quienes no somos profesionales de la historia, nos ayuda a entender mejor el siglo XIX.
Antídoto contra la historia de bronce
El libro me deja varias enseñanzas y reflexiones. Primeramente, describe muchos aspectos costumbristas de la época como canciones, dichos y costumbres. Pero, sobre todo, me remueve la idea de que, en el siglo XIX, Sonora era una región aislada en donde la población era bastante fija y estable, sin mucho contacto con el exterior. El libro me hace ver que la gente se movía de un lugar a otro con relativa facilidad. Estos traslados eran propiciados por el comercio, las movilizaciones militares y los cambios políticos.
Por otro lado, estamos acostumbrados a ver la historia como algo que sucede en las élites gobernantes. Este libro abre una ventana a lo que sucedía en los estratos medios de la sociedad. Camomina es un mando medio militar al que no le gustaban las batallas y prefería jugar baraja; que se cambia de bando sin mayor problema.
Sobre todo, estas memorias son un antídoto contra la historia de bronce donde todos son personajes egregios con sólidos principios políticos y una moral intachable; el personaje Camomina es todo lo contrario.