Por Olimpia Salazar Serrano
El respeto a los derechos de la niñez es un asunto de todos. Los gobiernos, la sociedad civil organizada y los ciudadanos debemos de construir la cultura del respeto de los derechos. Se refiere a los valores más elementales de la vida del ser humano: a la equidad, integración, tolerancia, buen trato; en general buscar un ambiente de paz que permita el desarrollo integral de la niñez y construir un país de congruencias y oportunidades en el cual se pueda vivir dignamente.
No es fácil de lograr, sin embargo, nuestro país tiene el compromiso de defender y proteger a la niñez mexicana, así lo ha firmado en los acuerdos internacionales.
Uno de los problemas más graves que actualmente aqueja a muchos países del mundo es el de los niños en situación de calle. Infancias, que de acuerdo con la legislación y a las más elementales normas éticas y morales, debieran estar siendo atendidos por los adultos y realizando actividades como el estudio, el juego, el deporte y el arte. Sin embargo, las cifras muestran una realidad muy diferente: la de los niños que tienen que salir a la calle a ganarse el sustento diario.
Al hablar de niños en situación de calle nos referimos a aquellos niñas, niños y adolescentes (NNA) que hacen de la calle su espacio de vida. Desde hace años y para la mejor comprensión del fenómeno la UNICEF y el Sistema DIF Nacional lo clasificaron como: Niños de la calle, a aquellos niños y niñas que han dejado su casa y viven en la calle y que tienen nada o muy poco contacto con su familia de origen o cuidadores, Niños en la calle; son quienes salen a la calle, trabajan o realizan actividades concretas a cambio de dinero y regresan a su casa o con sus cuidadores y Niños en riesgo; son niñas y niños que son hermanos, vecinos, parientes de niños de la calle o en la calle y familiares con problemas de adicción, violencia, delictivas y por ello reciben gran influencia y tienen gran riesgo de salir a las calles, uso de sustancias.
Las llamadas zonas receptoras son los lugares en los cuales los NNA pasan gran parte de su día, principalmente realizando actividades que generan remuneración, estos lugares son por lo general los principales cruceros de la ciudad, tiendas, parques, puentes o canales.
Son zonas expulsoras las colonias en las cuales viven los NNA y sus familias, generalmente con altos índices de violencia y delito.
En nuestra ciudad este es un gran fenómeno que evoluciona año con año. Desde finales de los 90´s se tiene conocimiento de este problema social que ha sido motivo de estudio y trabajo y lidereado principalmente por la sociedad civil organizada, quienes han pedido a cada autoridad de gobierno municipal y estatal interesarse y abordarlo para su rescate.
En octubre de 2022 se realizó un estudio en las llamadas zonas receptoras y se encontraron poco menos de 100 NNA en las calles, de edades entre los 7 y 17 años, con una media de 13 años, 80% hombres y 20% mujeres, la gran mayoría correspondió a NNA trabajadores en la calle, entre las actividades principales que realizaban en la calles se encontraron limpia vidrios, malabaristas, vendedores y pedir dinero, el 54% asistía a la escuela, el 46% no, el 50% había iniciado su vida sexual y no utiliza métodos de protección, la mitad de los NNA tenían experiencia de violencia en casa, 70% tenía por lo menos un familiar que ha estado en la cárcel y 50% reconoció haber tenido uno de sus padres en la cárcel, 40% refirieron consumo de alcohol y drogas por parte de sus padres o tutores, 46% de los NNA refirió consumir tabaco, 40% consumir alcohol, 42% mariguana, 33% inhalables, 10% pastillas (pingas), 6% cristal, y el 4% reportó consumir heroína.
La Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, reconoce que todos los niños tienen derecho a la vida, supervivencia y desarrollo, prioridad, identidad, a vivir en familia, igualdad sustantiva, a no ser discriminado, a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral, a una vida libre de violencia y a la integridad personal, a la protección de la salud y seguridad social, entre otros y con los hallazgos encontrados se considera que existe una gran violación de estos derechos que directamente vulneran la salud, desarrollo, dignidad y el respeto a la vida de NNA.
Les corresponde a los padres el cuidado y protección de sus hijos, ante su incapacidad es el gobierno quien tiene la responsabilidad en este cuidado a través de la implementación de estrategias de atención y prevención.
Somos la ciudadanía, quienes tenemos una gran responsabilidad con la niñez, siendo adultos, trabajadores, tenemos la obligación de velar por la niñez vulnerable.
¿Qué hago yo por la niñez?, ¿cómo puedo ayudar a aminorar este problema o sus consecuencias?, ¿realmente tengo una responsabilidad en este tema? Son algunas de las preguntas que pudiéramos hacer a manera de reflexión.
Finalmente, la etapa de la infancia queda marcada por las experiencias, las de mucho sufrimiento y las de mucho orgullo. Seguramente podríamos formar parte de aquellas experiencias protectoras en la vida de un NNA, hay grandes programas que ofrecen espacios seguros para esta población, acércate siempre hay algo que puedes hacer.
Dra. Olimpia Salazar Serrano. Técnica Académica responsable del Centro de Atención Telefónica de Intervención en Crisis. Maestra en la Lic. En Psicología. Especialista en la Atención a la Niñez y Familias en Condiciones de Alta Vulnerabilidad. Universidad de Sonora. Integrante de la Red HCV.