Por Melissa Zúñiga
Hermosillo, Sonora.- Desde el tomate en el campo que no cumplió con los estándares para ser procesado, hasta las tortillas en el refrigerador que están echadas a perder: el desperdicio y la pérdida de alimentos se perfilan como un problema grave ante la crisis alimentaria y climática en el mundo, en México y en Hermosillo.
En 2019, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 29 de septiembre como Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos, con el objetivo de promover la acción colectiva sobre este tema.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) define a esta pérdida como la disminución de la cantidad de alimentos comestibles para el consumo humano durante la cadena de suministro de alimentos, particularmente durante las etapas de producción, poscosecha y procesamiento.
Por otro lado, el desperdicio es la pérdida que ocurre durante las etapas de venta minorista y consumo final.
Comida tirada a la basura
Durante 2022, se desperdiciaron alrededor de mil 50 millones de toneladas de alimentos en hogares, servicios de comidas y comercio minorista, de los cuales 30 millones de toneladas correspondieron únicamente a México, de acuerdo con cifras del reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) de 2022.
Para dimensionar lo que esto significa, un estudio realizado por The World Bank en 2017 encontró que cada minuto se desperdician 38 toneladas de alimento cada minuto, y el Pnuma indica que anualmente se desperdiciaban 94 kilogramos por persona.
Las consecuencias del desperdicio y la pérdida de alimentos impactan en diversos escenarios. De acuerdo con información de la FAO, casi un 30 por ciento de tierras agrícolas se utilizan para producir alimentos que no serán consumidos.
Además, el desperdicio y la pérdida de alimentos representan entre un 8 y un 10 por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero, además de que 931 millones de toneladas de alimentos se perdieron en la cadena de suministro (entre la poscosecha y la llegada a las estanterías), según la organización.
Incertidumbre y esfuerzos globales
Todo ello redunda en una presión más para los 800 millones de personas alrededor del mundo que sufren de inseguridad alimentaria, reporta la FAO.
Se dice que una persona se encuentra en inseguridad alimentaria cuando no tiene acceso regular a una cantidad suficiente de alimentos de buena calidad y con los nutrientes adecuados para satisfacer sus necesidades.
En México, 44 millones de personas padecen de inseguridad alimentaria, de los cuales 586 mil son de Sonora, y de esos, 169 mil pertenecen al municipio de Hermosillo, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Se han tomado distintas acciones en el mundo para concientizar y reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos.
Por ejemplo, la FAO creó FLAPP (Food Loss Application), una herramienta para brindar información sobre la pérdida de alimentos para agricultores, empresas y cooperativas.
Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza presentó en 2023 la iniciativa “Comunicación para el cambio”, para impulsar la reducción del desperdicio de alimentos entre alumnos universitarios de México.
Se utilizó como herramienta principal las intervenciones, aplicando principios y técnicas de psicología ambiental para fomentar el cambio de comportamiento, implementado en la Universidad Anáhuac.
También existen aplicaciones para que cada persona pueda participar en la reducción de la pérdida y desperdicio de alimentos:
- Cheaf: Ofrece productos de varios negocios que están por desecharse pero aún están en buen estado, con un descuento de hasta 65 por ciento (no disponible en Sonora).
- SuperCook: Comparte ideas de recetas con los últimos ingredientes que se tienen disponibles en el hogar
- Kigüi: Devuelve un porcentaje de dinero a las personas que compren productos próximos a caducar en los supermercados (disponible en Sonora).
Banco de Alimentos de Hermosillo transforma realidades
La Red de Bancos de Alimentos de México, tomando consciencia del problema de la pérdida y desperdicio de alimentos, aunado a la inseguridad alimentaria y el impacto medioambiental, se encarga de rescatar alimento para distribuirlo a personas que lo necesitan.
“Es una labor y es una lucha diaria”, afirmó Manuel Robles Linares Vélez, director del Banco de Alimentos de Hermosillo.
Desde su fundación en 1985, esta organización ha generado alianzas con los principales rubros del sector alimentario para rescatar alimentos, seleccionarlos, armar paquetes y distribuirlos entre grupos vulnerables como infancias, madres jefas de familia, adultos mayores, migrantes y más, con presencia en 74 colonias de la ciudad y ayudando a 55 mil personas al mes.
“En los campos, a lo mejor cosecharon alimento, frutas y verduras, y por cuestiones fuera de ellos no lo recolectaron, entonces hay un desperdicio; en el sector agricultor, si ellos terminan de levantar su cosecha ya voltean a vernos y nos dan su alimento en perfecto estado. Lo mismo en supermercados, tenemos rutas diarias donde vamos a recoger el alimento, que por el estándar de calidad lo tienen que retirar”, compartió Robles Linares Vélez.
Todo el alimento llega a las instalaciones del banco, donde voluntarios lo redistribuyen en paquetes alimentarios con el apoyo de un equipo de nutriólogos, quienes se aseguran de que el paquete cuente con el nivel nutricional adecuado para las personas.
Estos paquetes incluyen: fruta y verdura de temporada, proteína vegetal (frijol, garbanzo, soya y lenteja), carbohidratos (arroz, avena, tortilla de maíz y pan) y productos de abarrotes (enlatados, condimentos y aceite).
Además, en sus instalaciones cuentan con un área de Trabajo Social, en la que se realizan estudios socio-nutricionales a las personas que acuden a buscar la ayuda.
A los 68 colaboradores y los 100 voluntarios diarios que trabajan en el Banco de Alimentos, se les suman más de 260 empresas e instituciones que apoyan con la obtención y/o donación de alimento, voluntariados para el acomodo de los paquetes y la distribución de los mismos, y que participan en programas y campañas como ‘Challenge contra el hambre’ y ‘Apoyo a Instituciones’.
De la misma manera, la comunidad hermosillense tiene las puertas abiertas para llegar y conocer cómo se lleva a cabo la labor.
“Muchas veces cuando me dicen ‘oye, Manuel, yo quiero ver dónde termina el alimento’, los sábados los subimos en ruta y ellos van y entregan el alimento con sus propias manos a las personas que los necesitan”, contó.
También se puede apoyar a través de alguno de los programas y campañas temporales y permanentes, como ‘Ayuda de Corazón’ para apadrinar a un adulto mayor, o ‘1 2 3 contra el hambre’, recaudando frijol en las escuelas; o de manera directa al donar alimento, dar una aportación económica y ser voluntario.
Leer más: Cobach Hermosillo 5 cumple reto al recolectar otra tonelada de frijol para Banco de Alimentos.
De manera similar al 29 de septiembre, el 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación, es una fecha sumamente importante para el Banco de Alimentos de Hermosillo.
Manuel Robles Linares lo describe como un recordatorio para las personas con acceso a una buena alimentación que existen aquellas que no lo tienen, para generar empatía y promover un cambio en la comunidad.
“Allá afuera hay una persona que no la está pasando bien, pero aquí hay una que gracias a Dios sí tiene buen alimento, entonces yo creo que todos podemos poner nuestro granito de arena”.
En un futuro, la organización busca expandir su labor en la sociedad, y que eventualmente no esté presente la necesidad de que existan los bancos de alimentos como concepto: que no existan personas que no se puedan alimentar como deberían, y que el mundo logre mejorar día con día.
“Apoyar hacia dentro de una comunidad que te ha dado tanto: es nuestra gente, son nuestros hermanos, son nuestros vecinos, que a lo mejor nos necesitan; y lo que nos hemos demostrado año con año después de 29 años es que la unión hace la fuerza”, finalizó el directivo.