Por Andro Aguilar
Como se esperaba, la mayoría calificada encabezada por Morena aprobó en el Senado la reforma que impide impugnar los cambios a la Constitución a través de amparo, controversia o acción de inconstitucionalidad. La sesión se volvió caótica con las protestas de los representantes de la oposición y los morenistas aceleraron el proceso que pintaba para terminar en la mañana del viernes.
Para aprobar esta reforma, que según especialistas y dirigentes de oposición implica una grave regresión en derechos humanos, la mayoría oficialista volvió a echar mano del senador 86, el aún panista Miguel Ángel Yunes Márquez, quien votó con el bloque Morena-PVEM-PT.
Ante la ausencia de un morenista (Ricardo Shefield) y una priista (Cynthia López Castro), la votación final fue de 85 a favor y 41 en contra, con lo que se alcanzó la mayoría calificada.
La discusión había iniciado con un buen ánimo. Senadores de ambas coaliciones incluso parafrasearon al cantautor Juan Gabriel para ayudarse en sus argumentos.
“El cantautor mexicano Juan Gabriel dice que ‘lo que se ve no se pregunta’”, dijo el panista Marko Cortés al pedir la palabra tras ser aludido por el coordinador morenista Adán Augusto López Hernández, quien le había augurado que el panista no verá que su partido alcance una mayoría calificada.
El veracruzano Manuel Huerta Ladrón de Guevara, de Morena, hizo un llamado al orden y también parafraseó al cantautor: “Mi moción de orden tiene que ver también con una frase de Juan Gabriel: ‘Pero qué necesidad, para qué tanto problema”, dijo en referencia a los letreros de protesta de la oposición que acusaban a Morena de ser una dictadura.
El presidente de la mesa directiva, Gerardo Fernández Noroña, volvió a las frases del compositor: “Aclaro que lo que decía Juan Gabriel es lo que dice el pueblo: que lo que se ve no se juzga”. Y detonó los aplausos de su bancada.
Discusión de reforma
Como lo han hecho en los días previos, el argumento de los senadores de Morena fue que con la reforma solo elevarían lo que ya existe en el artículo 61 de la Ley de amparo a nivel constitucional, referente a que no procede esa figura ante una reforma constitucional.
Pero el panista Ricardo Anaya reclamó que el artículo citado no contempla desechar las controversias constitucionales ni las acciones de inconstitucionalidad, que sí están incluidas en la reforma de Morena.
Como respuesta, el morenista Enrique Inzunza argumentó que la reforma incluye lo que ha dicho la Suprema Corte respecto a la impugnabilidad que reside en la capacidad normativa que tienen el Congreso de la Unión y las legislaturas estatales sobre la Constitución.
“Partiendo de la idea para ello de que dicha norma fue emitida por un poder reformador —Ponga atención, por favor, senador Anaya, tome nota, saque lápiz y papel—, cuyos actos no se encuentra sujetos a ninguno de los mecanismo de control jurisdiccional previstos en la Constitución General o en alguna Ley Secundaria. Para su conocimiento, las acciones de inconstitucionalidad, las controversias constitucionales son mecanismos de control jurisdiccional y están excluidos, según lo ha dicho la propia Suprema Corte, y así se aplicó desde esta tribuna”, dijo.
Caótica votación
La discusión y votación de la reforma se planeó para ser realizada en una tercera sesión, que inició alrededor de las 8:27 de la noche. Minutos antes, líderes de las bancadas de PRI, PAN y Movimiento Ciudadano se reunieron en las oficinas del partido tricolor.
Los priistas llevaron a sus escaños letreros que decían “No a la dictadura de México”. Del mismo los panistas mostraban sus propias pancartas con la frase “Morena la dictadura de México” y se había desplegado una enorme manta en el costado izquierdo del salón de plenos con esa leyenda.
La sesión se preveía larga. La priista Claudia Anaya pasó a tribuna a exponer su voto particular, tras ella faltaban casi una veintena de senadores; además de los posicionamientos por partido y las reservas a los artículos.
La acompañaron sus compañeros de bancada con una manta en que decía “No a la dictadura en México”.
La priista destacó que el artículo segundo transitorio de la reforma, que cierra todos los procesos judiciales que estén en contra de reformas constitucionales —principalmente lo referente al Poder Judicial— es contrario al principio de irretroactividad.
“No debiera de ser en un Senado de la República que quiere llamarse progresista, que quiere llamarse humanista. Habría que dejar esos adjetivos autocalificativos de lado porque no son humanistas, no son progresistas. Por el contrario, todo lo que hacen es restrictivo de los derechos de las personas”, lanzó
Al finalizar su participación, la sesión cambió de tono.
Las senadoras panistas Mayuli Latifa Martínez, María de Jesús Díaz y Susana Zatarain García usaron megáfonos para ayudarse en su coro: “¡Morena es la dictadura!!
Waldo Fernández, del PVEM, intentó tomar la palabra, pero las protestas continuaron. Se sumaron los representantes del PRI y después los de Movimiento Ciudadano. Gerardo Fernández Noroña decidió hacer una pausa para que los ánimos bajaran. Eran las 11 de la noche con 21 minutos.
La pausa no funcionó. Tras los 10 minutos, el morenista reinició los trabajos, acusó a la oposición de intentar “reventar la sesión” y les advirtió que no lo lograrían. El senador Waldo Fernández retomó la palabra entre los gritos de legisladores de oposición y el sonido de alarmas que emitieron de forma simultánea desde los megáfonos como si se tratara de automóviles en medio de un intento de robo.
El personal del Senado elevó el volumen del micrófono del presidente Gerardo Fernández Noroña, quien tenía que gritar para intentar hacerse oír.
Los legisladores de la oposición, principalmente senadoras se colocaron con sus pancartas abajo de la mesa directiva en torno al micrófono. Las senadoras morenistas respondieron colocadas también en esa zona, para intentar contrarrestar la protesta.
Adán Augusto López Hernández dio la indicación de no parar la sesión. Los trámites se aceleraron.
La priista Carolina Viggiano intentó exponer el posicionamiento del PRI pero la morenista Karina Ruiz se colocó a un lado del micrófono en la tribuna sin parar de gritar. La priista reclamó a Fernández Noroña quien respondió que no pidieran trato especial.
“Les pido que siga corriendo el tiempo”, gritó Gerardo Fernández Noroña al personal del Senado.
Al no poder hablar desde el micrófono, Viggiano terminó sobre los primeros escaños, ayudada de un megáfono para intentar hacerse oír.
Fueron 85 votos a favor y 41 en contra, con las ausencias de la priista Cynthia López Castro, que sí había estado en el debate, y el morenista Ricardo Sheffield, que no llegó en todo el día.
Fernández Noroña ironizó por la agilidad con que se resolvió el trámite legislativo: “Esta presidencia le agradece a la oposición haber agilizado el debate y habernos ahorrado varias horas en este Pleno”.
La reforma irá a la Cámara de Diputados para completar su proceso legislativo.
El salario de Yunes
Durante la discusión volvió a saltar la discordia por el panista Miguel Ángel Yunes Márquez que vota a favor de las propuestas de Morena. Adán Augusto López Hernández cuestionó a Marko Cortés:
“¿Podría explicarle al senador Yunes, del PAN, por qué no le han depositado su dinero que ya cobraron?”, preguntó el tabasqueño.
Yunes pidió la palabra y pasó a tribuna. “¡Traidor!”, le gritaron desde los escaños del PAN. Noroña pidió respeto. “Dejen escuchar al traidor”, secundó una senadora panista.
“A mí nadie me puso una pistola en la sien para votar como he votado, he votado en conciencia y en favor de México. He votado en conciencia en apoyo a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. He votado porque creo que México requiere de un cambio de rumbo”.
La bancada panista lo repudió y el veracruzano reclamó que lo quieran expulsar de su partido por votar en contra de lo que prometió en su momento.
Como lo había dicho Adán Augusto López, Yunes acusó al PAN de cobrar su salario: “No sean mentirosos, no sean falsos y no sean ladrones. Les exijo que regresen ese dinero”.
Cuando regresó a su escaño ubicado en el sector de Morena, Yunes fue felicitado por los senadores de ese partido que le dieron la mano y lo abrazaron.