Le revivieron sus propios tuits de 2013 a Ricardo Monreal con pensamientos como opositor defendiendo la razón jurídica cuando se discutían reformas constitucionales en el Congreso de la Unión sobre la Reforma Energética.
“Un Congreso que sesiona con vallas, tanquetas y exceso de policías es simplemente una dictadura”, decía como legislador en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Ahora, como miembro del grupo político en el poder, Monreal cambió la sede legislativa y desconoció lo solemne por la urgencia y orden del presidente López Obrador para dejarle como regalo la Reforma al Poder Judicial.
Monreal entra hoy en la historia de la siguiente manera: es el político que, a pesar de su rechazo popular —uno de los peores de todos los tiempos y de entre sus compañeros de partido—, quiere sobrevivir en el sistema político quedando bien con el mandamás de la llamada Cuarta Transformación; que como maestro en derecho constitucional es reprobado por sus alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México y que será de los principales verdugos de la independencia judicial, misma que todavía hace unos meses defendía por sobre todas las cosas.
Es la cabeza visible de la jornada histórica que no quiso escuchar al movimiento estudiantil nacional, ni a los abogados, ni a las ONG que alertaron sobre el riesgo de la independencia al Poder Judicial y al trabajo de los jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al hacer posible que se llevara a cabo la sesión legislativa para darle machetazo de espadas a la separación de poderes a 200 años de la restauración del Estado.
Sin embargo, en la época moderna, estamos hablando de apenas 30 años, se había logrado la independencia con filias de origen y problemas de corrupción, como lo experimenta la propia administración lopezobradorista.
Lamentablemente, parece que la mayoría legislativa de la Cuarta Transformación consumirá el golpe y la traición a la separación
de poderes.
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Uppercut: Como que son muchas coincidencias que cuando se discuten temas de reformas constitucionales para el país, los actores políticos clave se enferman y se escudan para tomar posicionamiento con el que serán juzgados en la historia, para bien o para mal.
Dijo Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que tras reunión en San Lázaro para disponerse a discutir la Reforma Judicial, con la que no está de acuerdo —todos en Morena lo saben— tuvo que hospitalizarse por problemas en el corazón. Deseamos que doña Olga esté bien del corazón y de la conciencia también.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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