Por Javier Lugo Sau
El pasado 2 de junio en todo el país se llevó a cabo la jornada electoral donde se eligieron 20,079 cargos. Entre ellos figuran 1,802 presidencias municipales en 30 entidades (solo en Durango y Veracruz no hubo elecciones para Ayuntamientos, por no ser concurrentes con el Proceso Electoral Federal).
Me enfoco en las elecciones de las presidencias municipales, toda vez que se trata del nivel de gobierno más cercano a la ciudadanía, y que se encarga de brindar servicios públicos como agua potable, drenaje, alumbrado público, recolección de basura, así como del mantenimiento de calles, parques y jardines. Además de tener a su cargo la seguridad pública a través de la policía preventiva municipal y de tránsito.
En este contexto, la ciudadanía tuvo en sus manos el poder para elegir a sus gobernantes y a sus representantes mediante el sufragio. Idealmente, ejercer este derecho de manera responsable implicaría emitir un voto razonado, con pleno conocimiento de las candidaturas, buscando la opción que mejor se apegue a nuestros legítimos intereses personales o comunitarios. Por ejemplo, votar por quien yo crea que pudiera resolver problemas relacionados con seguridad pública, pavimentación u ordenamiento territorial.
Es importante señalar que determinar qué motiva a la ciudadanía en México a votar por cierta opción política es sumamente complejo. Pero resulta interesante ver cómo vota a la luz de cómo percibe el desempeño de quienes ejercen el poder.
En un sencillo ejercicio comparé los resultados de la elección de presidencias municipales y alcaldías de 2021 y 2024 para 40 municipios y alcaldías del país, identificando aquellos donde hubo alternancia. Además, tomé datos de la ENSU de diciembre de 2021 (a escasos meses de haber iniciado la administración) y la ENSU de marzo de 2024 (a escasos meses de concluir la gestión). El dato utilizado es el que mide la percepción de la población sobre la efectividad del gobierno para resolver los principales problemas que enfrenta la ciudad (cabe recordar que esta Encuesta se levanta en las principales zonas urbanas del país).
El razonamiento lógico nos guiaría a pensar que la ciudadanía que percibe al gobierno de su ciudad como poco o nada efectivo para resolver problemáticas optaría por una alternancia en el gobierno, y en caso de que perciba que sí resuelve problemas, entonces optaría por apoyarlo.
Así, de las 20 zonas urbanas que en marzo de 2024 tuvieron la mayor percepción de que el gobierno de la ciudad es poco o nada efectivo para resolver problemáticas, 14 optaron por la candidatura del mismo partido en el poder y solo 6 tuvieron alternancia (Fresnillo, Naucalpan, Azcapotzalco, Chilpancingo, Uruapan -que optó por un candidato independiente- y Magdalena Contreras). Pero resulta más interesante aún saber que de los 14 municipios que optaron por el mismo partido o coalición, en 9 de ellos se incrementó la percepción de que el gobierno de la ciudad no era eficaz para resolver problemáticas, siendo el mayor incremento en Los Cabos (de 63.0% en diciembre de 2021 pasó a 79.7% en marzo de 2024; es decir, 8 de cada 10 ciudadanos consideraban ineficaz al gobierno de su ciudad). Así, la ciudadanía de estas zonas urbanas, aun y cuando tenía una mala percepción del gobierno, decidió mantenerlo en el poder.
Cabe señalar que dentro del grupo de las 20 zonas urbanas con la peor percepción de desempeño se encuentra Ciudad Obregón que en diciembre de 2021 el 85.4% consideraba ineficaz al gobierno municipal y para marzo de 2024 se redujo a 74.4%, refrendando así su apoyo al candidato que fue reelecto.
Ahora bien, en el extremo opuesto encontramos que en las 20 zonas urbanas con la menor percepción de que el gobierno municipal era ineficaz para resolver problemáticas, solo en 5 hubo alternancia: Monterrey, Santa Catarina, Tampico, San Pedro Garza García y Piedras Negras. De este grupo, solo en las últimas tres zonas urbanas se incrementó la percepción de que el gobierno de la ciudad era ineficaz para resolver problemáticas.
Cabe resaltar que, en el grupo de 20 zonas urbanas con la peor percepción de efectividad del gobierno de la ciudad, entre el 74% y 87% de la ciudadanía no estaba de acuerdo con su desempeño. Aunado a lo anterior, de las 15 zonas urbanas que optaron por la continuidad, en 9 de ellas se incrementó el descontento hacia su gobierno municipal. Así, solo 5 zonas urbanas optaron por la alternancia.
Por otro lado, de las 20 zonas urbanas con la menor percepción de que el gobierno de la ciudad es ineficaz, cuyo rango oscilaba entre 26% y 55%, en 15 no hubo alternancia, destacando además que en 11 de ellas se redujo tal proporción. Esto podría sugerir un apoyo de la ciudadanía hacia el partido en el poder, sustentado en la buena percepción que se tiene sobre su desempeño.
Este ejercicio de cruce de información nos da una idea de que el votante mexicano puede ser irracional. Ciertamente se requiere un análisis más profundo y con una metodología robusta para conocer qué motiva a la ciudadanía a votar por determinado candidato o candidata, sin embargo, la información disponible nos permite identificar que existen zonas urbanas donde la ciudadanía considera que el gobierno de su ciudad no sirve para resolver problemáticas, pero aun así decide volver a votar por ellos.
Los datos muestran que aun y cuando la ciudadanía no está conforme con el desempeño y resultados de sus gobernantes, en la gran mayoría de los casos opta por respaldarlos, lo que pone en evidencia que su voto no solo es irracional, sino incongruente con lo que perciben de ellos.
Así, a los grandes problemas de nuestra incipiente democracia, como es la baja participación ciudadana -que es otro gran tema-, hay que sumarle el del voto irracional.
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El autor es Economista y Maestro en Ciencias Sociales, especializado en Teoría y Análisis de Asuntos Públicos. Analista en temas electorales, seguridad y justicia. Integrante de la Mesa de Seguridad de HCV.
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