Nada es por casualidad.
“No hay bien que por mal no venga, ni hay bien que su mal no tenga”, me toco escuchar en una reunión.
De pronto pasan cosas en la vida de las personas que no alcanzamos a entender, mucho menos aceptar y asimilar.
Nuestra realidad es que vivimos en un mundo dual, un mundo con dos polos: positivo y negativo.
Y se nos va la vida tratando de eliminar la mitad de esta realidad, de nuestra realidad.
Toda mitad tiene parte de la otra mitad, aquí aplica la enseñanza del yin y el yang, dos fuerzas opuestas que forman un todo, según la filosofía china.
Desde estas polaridades, generamos una situación que hay que resolver, pero luego ponemos resistencia.
Es necesario mantener el equilibrio aun cuando haya mas problemas a medida que avanzamos como seres humanos, a medida que madura hay que transformar esa situación en aprendizaje.
Algo así, como estarse recreando a si mismo en cada vivencia, con cada experiencia para ir cambiando la estructura de nuestra realidad y empezar así el camino hacia el conocimiento y perfección de si mismo.
No la neguemos mas, cuando hablamos de problemas hay que enfrentarlos desde el ser, porque el ser no tiene problemas; porque el problema lo tenemos como humanos
Por lo que hay que hacer cambios desde el ser, desde los genes, para llegar a lo que verdaderamente somos en esencia.
Hay que profundizar para funcionar desde ahí, sacar nuestra luz, e iluminar con ella.
Cual es el problema de tener debilidades si todos las tenemos. Todos tenemos un lado oscuro y un lado luminoso, cuando lo aceptamos, lo podemos trabajar y alimentar desde ahí.
Reconocer las propias debilidades da tranquilidad, aceptarlas, da sabiduría y te permite vivir en paz.