El descubrimiento de planetas que se encuentran más allá del sistema solar (también conocidos como exoplanetas), aumenta considerablemente mes con mes gracias a las observaciones realizadas por telescopios como Kepler y, más recientemente, por el James Webb de la NASA.
De hecho, hasta el momento, se ha confirmado la existencia de más de 5 mil 500 exoplanetas en más de 4 mil sistemas planetarios y la cifra podría seguir aumentando.
No obstante, en ninguno de estos exoplanetas se ha encontrado algún tipo de forma de vida, por lo tanto, los científicos podrían tener la necesidad de replantearse los métodos actualmente utilizados para hallarla en función tanto de las características físicas como de los compuestos químicos existentes en estos cuerpos rocosos.
Por ejemplo, hace un par de semanas, apareció publicado un artículo en la revista Nature Astronomy en el cual sus autores, encabezados por Amaury Triaud de la Universidad de Birmingham, Reino Unido, plantean que, contrario a lo que pudiera pensarse, una baja presencia de dióxido de carbono en un planeta rocoso que esté relativamente templado -y en comparación con otros planetas del mismo sistema- indicaría la presencia de una cantidad importante de agua líquida.
A pesar de que hoy por hoy resulta prácticamente imposible detectar algún tipo de forma de vida en exoplanetas a través de los métodos actuales de observación y análisis, la propuesta de Triaud y sus colegas podría ser el parteaguas para comenzar a detectar algún indicio de vida -si es que la hay- en otros sitios más allá del sistema solar.
Nota completa aquí.