Una investigación asegura que los actuales sismos son réplicas de grandes terremotos de hace 200 años.
Cuando ocurre un temblor y luego réplicas pueden continuar sacudiendo el área por días o años después del original.
Estos movimientos más pequeños disminuyen con el tiempo y son parte del proceso de reajuste de la falla inicial.
Y, aunque las réplicas son de menor magnitud, pueden causar daños a la infraestructura e impedir la recuperación tras el primer evento.
“Algunos científicos suponen que la sismicidad contemporánea en partes de América del Norte son réplicas, y otros científicos piensan que se trata principalmente de sismicidad de fondo”, reveló Yuxuan Chen, geocientífico de la Universidad de Wuhan.
El autor principal del estudio, publicado en el Journal of Geophysical Research: Solid Earth agregó: “Queríamos ver estos desde otro ángulo utilizando un método estadístico”.
Las zonas cercanas a los epicentros de los sismos aún son activas en la actualidad y hay la posibilidad de que los movimientos modernos sean réplicas duraderas de los pasados.
Sin embargo, estos también pueden ser una señal de terremotos más grandes o que la cantidad normal de actividad sísmica sea más profunda.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) expresa que no hay forma de distinguir entre sismos previos y sismicidad de fondo hasta que se registra un temblor grande, pero los científicos aún pueden discernir réplicas.
Ante esto, es importante identificar la causa de los terremotos actuales para entender el riesgo de desastres futuros.
Lee el estudio completo en Algunos de los terremotos actuales pueden ser réplicas de sismos del siglo 19