“No todo lo que brilla es oro”
-Frase popular.
Sonora está de manteles largos como sede del Foro Mundial de Energía Solar, con acento en la electromovilidad, que mereció el elogio de don Bill Clinton, reputado como líder contra el cambio climático por ser, como todo expresidente de EUA que se respete, abanderado de alguna causa favorecida por la coyuntura donde figuran dos conceptos clave: clima y población.
Desde luego que se podría agregar una cuestión tan esencial como las anteriores, y es la ampliación de la frontera sur de la patria del Tío Sam en perjuicio de su vecino. Sin duda la cuestión regional da para mucho.
Pues bien, para el señor Clinton la emigración a energías verdes permite reducir las emisiones de carbono y atraer inversiones. Señala que ahora los huracanes tienen efectos catastróficos por las emisiones de carbono, aunque recuerda que el planeta ha sido escenario de cinco extinciones, lo que lleva a la pregunta de si en estas tuvo que ver el carbono de todos tan temido, habida cuenta la poca influencia de la población mundial y su desarrollo tecnológico antes de la Revolución Industrial.
El ilustre personaje recordado por sus devaneos extramaritales con Mónica Lewinsky en plena oficina oval, que libró la fea imagen pública de la infidelidad al provocar la Guerra del Golfo como tapadera mediática, elogió las patrullas eléctricas de Hermosillo, “en número mayor que Nueva York”, y los esfuerzos que debiera hacer México junto con EUA y Canadá, como dibujando una nueva Norteamérica unida por la electromovilidad.
Como era de esperarse, recalcó la maravillosa oportunidad que tenemos gracias a la transición verde de “atraer inversiones”, como queriendo vender la idea de que la electromovilidad nulificará por sí misma los efectos de la atracción de inversiones, considerando que el sistema económico para nada mueve su naturaleza acumulativa y menos la cultura gringa del desperdicio consumista.
Sobre la población, manifestó con toda claridad su adhesión a la agenda 2030, pasando por los supuestos catastrofistas de Bill Gates, al opinar que al “dar a las mujeres que salen de la escuela la oportunidad de formar parte del mundo laboral la tasa de natalidad bajará porque la edad para contraer matrimonio se retrasa y la edad para tener hijos se retrasará”, de ahí que para combatir el crecimiento poblacional es necesario “integrar a las mujeres al mercado laboral” (El Imparcial, 26-10-2023).
Hasta la fecha, todo mundo pensaba que el acceso al trabajo era cosa de derechos humanos, de “igualdad de género”, de respeto a la igualdad jurídica de hombres y mujeres consagrada en el artículo 4º de la Constitución, pero resulta que es un logro anticonceptivo.
En medio del entusiasmo eléctrico del Foro destacan dos situaciones con olor geopolítico: la primera es que repentinamente se nos convierte en parte de una región constituida por Arizona, California, Baja california y Sonora, pivote de un desarrollo económico más sustentable, aprovechando las bendiciones del “nearshoring”, con lo que la geografía y los principios de la regionalización, con acento en el Noroeste de México, se hacen tan elásticos como requieran los negocios globales capitaneados por EUA. ¿La soberanía depende de la oferta y la demanda?
La segunda cuestión lanzada por Clinton sabe a pedrada con impulso imperialista, porque cree que “todos debemos apoyar la idea de que los ucranianos tienen que mantenerse y creo que es un error para muchos de los países que respaldan a Rusia, que lo están haciendo, porque también tienen un gobierno autoritario”. La perla humanitaria fue su afirmación de que “a mí me importan mucho los palestinos, sus hijos, han sido golpeados por muchos países”. (El Imparcial, 26-10-2023).
En otras palabras, quienes no sean comparsa del Tío Sam tienen gobiernos autoritarios, así, sin más, de donde se desprende que quienes siguen la línea expansionista de EUA mediante la OTAN son, por definición, democráticos.
En cuanto su sentimiento por los palestinos, da a qué pensar que siendo tan compasivo no diga nada sobre las ampliaciones presupuestales en favor de la carrera armamentista emprendida ahora por Joe Biden, quien argumenta que financiar la guerra es en beneficio de la industria armamentista nacional y que EUA es “el arsenal de la democracia”. La simplicidad del argumento es conmovedora: si hay guerra se venden armas, si hay venta de armas la industria crece y nuestra economía se fortalece. El cinismo y la hipocresía alimentan la política exterior del vecino del norte. Nada que extrañar, y nada que imitar.
A propósito de cínicos e hipócritas, el Poder Judicial en pleno apoya la permanencia de sus guardaditos milmillonarios, con el efecto de movilizar a sus empleados, al parecer acríticos respecto a los montos y destino de los jugosos fideicomisos, independientemente de que, como se ha asegurado, no se afectarán los derechos de los trabajadores.
La manipulación sirve para desdibujar la realidad, tanto en el plano internacional como en lo local… e institucional. Aquí no queda más que repetir tras cada novedad eso de “¡cruz, cruz, que se vaya el diablo y venga Jesús!” Nada se pierde. Sólo se transforma.