Evidentemente se cree que la libertad sería el estatus que el ser humano valora sobre todas las cosas. Pero la verdad es que, por encima de la libertad, para algunos pudiera estar la salud, el amor o la seguridad según cual sea nuestro momento de vulnerabilidad. Sin embargo, sí es el tesoro más preciado que una sociedad tiene el poder de retirar a un ciudadano, pero que irónicamente no tiene la capacidad de regresar.
Identificada como garantía en la constitución, la libertad se convirtió a través de los siglos de la existencia del ser humano, en una ficha de cambio para controlar su comportamiento dentro de las sociedades de convivencia que se fueron creando.
Los famosos “calabozos” pertenecen a los iconos del terror percibidos por el ser humano de todos los tiempos, que han provocado la inspiración de muchos escritores de novelas que han narrado la pesadilla de esta cruel experiencia y que muchos de ellos los han llevado a la pantalla grande convirtiéndolos en grandes clásicos del cine.
Para quienes quieren recordar, aquí va la lista de las 20 mejores:
- Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994) con Tim Robbins
- Brawl in Cell Block 99 (S. Craig Zahler, 2017)
- Celda 211 (Daniel Monzón, 2009)
- Fuga de Alcatraz (Don Siegel, 1979) con Clint Eastwood
- La evasión (Jacques Becker, 1960)
- La gran evasión (John Sturges, 1963)
- La huída (Sam Peckinpah, 1972) Steve McQueen
- La milla verde (Frank Darabont, 1999) Tom Hanks, Michael Clarke Duncan
- Un condenado a muerte se ha escapado (Robert Bresson, 1956)
- Vacaciones en el infierno (Adrian Grunberg, 2012) Mel Gibson.
- El expreso de medianoche (Alan Parker, 1978)
- El hombre de Alcatraz (John Frankenheimer, 1962) de Burt Lancaster.
- El puente sobre el Río Kwai (David Lean, 1957)
- En el nombre del padre (Jim Sheridan, 1993)
- Evasión o victoria (John Huston, 1981) protagonizada por Sylvester Stallone
- La gran ilusión (Jean Renoir, 1937)
- Papillon (Franklin J. Schaffner, 1973) Franklin J. Schaffner, del director de El planeta de los simios con de Dustin Hoffman,
- La leyenda del indomable (Stuart Rosenberg, 1967) con Paul Newman
- Brubaker (Stuart Rosenberg, 1980) Robert Redford
- Traidor en el infierno 19539de Billy Wilder
Resulta extraño comprender que la comisión de un delito no está relacionada con la identidad de “criminal” con la que pueda etiquetar a alguien o no, una sociedad que de repente no permite errores. Porque resulta que una persona puede ser observada con una actividad delictiva permanente y no parece inquietar a persona alguna hasta que alguien le hace una acusación penal formal. De ahí en adelante el individuo vivirá la posibilidad de perder la libertad física, si su proceso termina en el “auto de formal prisión”; pero más allá de eso, su clasificación como persona “non.grata” será su eterna condena incluyendo algunas veces a los miembros de su familia.
Pero hablando de películas y de cárceles, la más famosa de la historia sin duda ha sido Alcatraz, localizada en la isla del mismo nombre, con una extensión de 2 mil km2, frente a la costa de San Francisco, California, la cual funcionó desde 1934 a 1963. La isla se convirtió en una prisión de la Oficina Federal de Prisiones en agosto de 1934, después de que los edificios fueron modernizados para satisfacer los requerimientos de una prisión de seguridad de primera categoría ya que previamente fue sólo prisión militar.
Alcatraz alojó 250 de los criminales más despiadados de América, incluyendo a Al Capone. Un total de 36 prisioneros hicieron 14 intentos de escapes durante los 29 años de existencia de la prisión, el más notable de los cuales fue el intento de huida más violento en mayo de 1946 conocida como la “Batalla de Alcatraz.
Entre películas y realidades, la historia y la ficción nos explican que no existe tal cosa como un centro de readaptación. La cárcel, adentro o afuera es para cada uno que la vive una “condena perpetua,” porque esta reintegración que supone dotar a estos individuos de los valores y los conocimientos necesarios para reinsertarse nuevamente a la sociedad, simplemente no puede darse mientras eres prisionero y anhelas o luchas por una posible libertad; tampoco una vez que la abandones, porque lo que sigue es una libertad falsa que te llamará ´para siempre “ex convicto” y bajo ese estigma valorara todos los hechos del resto de tu vida.
Se supone, que se debiera tratar de conseguir una gran capacidad de abandonar patrones de comportamiento, para elevar la capacidad de adaptación. Conseguir la fórmula sería crucial para actuar en un mundo en que formas fuertemente arraigadas de estructura familiar, laboral o religiosa parecen estar disolviéndose. Sin embargo, esto aún no tiene gran oportunidad, porque el hombre es sociable por naturaleza y cuando no encuentra su espacio en una célula de convivencia, entonces permanece en aquella que es aceptado y se siente libre de nuevo. Es por eso y lo sabemos, que la delincuencia organizada se fortalece diariamente alimentada por presidiarios.
La ISLA DE ALCATRAZ, fue una prisión que se albergaba en un edificio de tres pisos que se identificaban por bloques a, b, c, y d la oficina del alcaide. Tenía biblioteca y barbería con celdas individuales de 4.5 mts2 que carecían de privacidad. Existía el llamado “agujero” de castigos, tal y como lo hemos visto en las películas. Por estos días la penitenciaría es un museo y una de las más grandes atracciones de San Francisco, atrayendo aproximadamente a 1,5 millones de turistas cada año.
Después de tanto tiempo, la readaptación propone como finalidad lograr que quienes salen de una cárcel respeten y comprendan las normas y las leyes para que puedan convivir de manera armoniosa y pacífica con el resto de las personas. Existe una clara diferencia entre reinserción y readaptación en este marco: mientras que el primero es un proceso que pretende devolver al individuo a la vida en libertad, el segundo puede pretender cambiarlo antes de liberarlo. La reinserción sirve para que el sujeto pueda volver a vivir en la sociedad con normalidad, con un trabajo y con el respeto de los demás, sin cargar con el estigma de haber estado en la cárcel; pero este es un proceso en el que se debería de trabajar en un individuo meses antes de salir al exterior dependiendo de lo extenso de su condena.
Es imposible que pretendamos creer o esperar que una sociedad que ya rechazó a un individuo lo reinserte, pero si puede buscar esperanza en otras células de la sociedad y el Estado debe intentar proporcionar estos caminos, Sin perseguir “sueños guajiros”.
Por ahí anda en las plataformas de películas una producción polaca, basado en una historia real y recoge la vivencia de un ex convicto que encuentra una nueva vida cuando se vincula con un sacerdote. “Johnny” es un relato verídico de redención, que habla sobre las segundas oportunidades y también cómo desde la compasión se pueden construir vínculos humanos genuinos y duraderos. De verdad habría que verla, quizás siga de ahí, hacer una lista de posibilidades de resolver el problema del “estigma de alcatraz” que ponemos en cada procesado sin saber si actuamos con justicia. De verdad, no se la pierdan.