Estamos por entrar a la recta final del 2023 y, como sucede en estas fechas, se empieza a especular sobre cuánto podría ser el aumento del salario mínimo para el próximo año.
Por un lado, los sindicatos y el Gobierno federal estarían a favor de un alza del 20% para 2024, lo que llevaría al salario mínimo de 207.44 a 248.93 pesos diarios. Este incremento sería exactamente igual al alza de 20% de 2023.
Por su parte, el sector empresarial considera que un incremento del 12.5% sería lo más prudente y cumpliría con el objetivo de mejorar el poder de compra del mínimo. En este caso, su valor subiría de 207.44 a 233.37 pesos.
En ambos escenarios, habría un incremento en el poder de compra del salario mínimo, ya que el próximo año los expertos del sector privado pronostican un aumento general de los precios del 4%.
Pero aunque la recuperación del mínimo es una causa justa que se viene pugnando desde 2016, cuando se aprobó su desindexación para calcular multas u otros conceptos diferentes al trabajo, ésta no puede ser la estrategia principal para el mejoramiento de los ingresos laborales.
Independientemente de cuál sea el aumento que se aplique para el próximo año, la realidad es que muy pocos trabajadores ganan el salario mínimo.
Si nos basamos en los datos del Seguro Social, que abarca el empleo formal, tenemos que sólo ganan hasta un salario mínimo 202 mil trabajadores de un total de 22 millones registrados, es decir, apenas el 1%.
Pero por otro lado, en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), tenemos que alrededor de 5 millones de trabajadores reportan ganar hasta un salario mínimo y además aseguran contar con prestaciones, lo que representaría apenas el 8% de las 59 millones de personas contabilizadas en la Población Ocupada (empleos formales e informales).
Los restantes 54 millones de trabajadores o no ganan el mínimo o se encuentran en la informalidad. Es importante recordar que la mayor parte de los trabajadores en México están en la informalidad, es decir, no tiene acceso a prestaciones, ni salario mínimo, ni vacaciones, ni seguridad social.
También hay que recordar que dentro del sector formal, la fijación de los salarios y, por lo tanto, sus incrementos anuales no se dan en función de los movimientos en el mínimo, sino que más bien dependen de las posibilidades de cada empresa o de las negociaciones con los sindicatos.
Hasta agosto de 2023, el salario promedio de los 22 millones de trabajadores asegurados en México presenta un incremento de sólo 10%, apenas por arriba del 7% que subieron los alimentos en el último año y muy por debajo del 20% aprobado este año para el salario mínimo.
Por ello, a pesar de la política de incrementos al mínimo, el ciudadano común y corriente no ha sentido realmente una mejoría en su poder de compra durante los últimos cinco años, al contrario, sienten que han perdido por la inflación. Esto se debe a que los decretos de alza al salario mínimo no se reflejan en la nómina de más del 90% de los mexicanos.
Tan no se reflejan, que en todo el sexenio alrededor de 4 de cada 10 trabajadores han permanecido en la pobreza laboral, es decir, no les alcanza su ingreso ni para adquirir la canasta alimentaria.
Por ello, sí es importante que el salario mínimo cumpla su verdadera función, que es asegurar que ningún trabajador reciba un ingreso menor a sus necesidades más básicas.
Pero además, para que la mayoría de los trabajadores vean un aumento en su poder de compra es necesaria una política económica más integral, que entre otros puntos considere:
1. Declararle la guerra a la inflación. Es necesario que tanto el Banco de México como el Gobierno unan esfuerzos reales para combatir la inflación, ya que ésta es el verdadero destructor del poder de compra de las familias.
2. Estimular el crecimiento en sectores estratégicos de alto dinamismo. Es indispensable que se generen empleos en sectores de alta productividad y con elevada generación de valor, ya que son los que van a pagar las mejores remuneraciones. También es fundamental apostar por una promoción económica agresiva y capitalizar el llamado “nearshoring”.
3. Fomentar el aumento de la productividad. Es fundamental que las empresas mexicanas y sus trabajadores generen más ingresos respecto a sus costos. Solamente con empresas más productivas, será factible que todos los años aumenten los salarios arriba de los precios.
4. Premiar y facilitar la economía formal. Es necesario que haya más ventajas y estímulos para las empresas y trabajadores que permanezcan o se sumen a la economía formal y, para ello, se requiere simplificar el pago de impuestos y abaratar el cumplimiento de las obligaciones.
La verdadera ruta para lograr que la mayoría de los trabajadores de nuestro país aspiren a salarios dignos, es con productividad y competitividad, no con simples decretos de alza al salario mínimo.
Twitter: @gomezreyna