Si bien recordamos, hace menos de 40 años las cosas que tienen que ver con el poder todavía permanecían dentro de lo comprensible, inalcanzable quizá, pero no se percibían mensajes tan confusos. Seguramente nos puede servir en algo, entender un poco donde se da el punto de quiebre
Aunque se dice que no existe sociedad o agrupamiento sin poder, últimamente hasta se vende muy bien la palabra “ingobernable”; y todavía más allá de lo anterior pese que se reconoce al poder como un fenómeno social que no puede concebirse de forma aislada, dentro de la psicología se hacen populares títulos de libros como “gobiérnate a ti mismo”
Tratando de entender un poco el contexto que nos abruma alrededor de ejercicio del poder en nuestro país, parece quedar claro que la sola mención de la práctica del poder político, es algo que inmediatamente nos divide; en primer lugar por supuesto, los del poder contra la oposición; los partidos políticos de aliados contra los no aliados; los hombres contra las mujeres; las nuevas generaciones contra las viejas generaciones; los pobres contra los ricos; los que les interesa contra los que no quieren no oír hablar de eso; los que tienen esperanza contra los resignados. Pero todo este enfrentamiento entre los seres humanos es siempre división porque al final la lucha por el poder es una guerra o al revés, una guerra es un gran enfrentamiento por el poder.
Una de las obras más emblemáticas de todos los tiempos sobre este tema, es un libro llamado en su versión en español “El arte de la guerra de Sun Tzu”; famoso porque habla sobre tácticas y estrategias militares y escrito por un estratega militar chino hace algunos siglos.
Haciendo un fácil recuento de lo que esta tierra ha experimentado en cuanto a quien o quienes se quedan con el poder, podemos referirnos a la lucha entre los pueblos prehispánicos por el territorio, seguido del enfrentamiento de los aztecas contra el pueblo español, 300 años después los nativos contra los españoles peninsulares que culminó con la Independencia de México y cien años después la Revolución Mexicana, que fue un gran desencuentro de clases dejando en el poder a los caudillos, que luego fueron presionados por los civiles y que termina con la salida de los generales de la presidencia; hasta estos últimos tiempos en que la batalla se da entre partidos políticos, primero el PAN contra el PRI, luego el PRD contra el PAN y finalmente PRI, PAN Y PRD contra MORENA y todos sus aliados.
Y es que, pacíficamente o no, todo ha sido una gran y eterna guerra porque repitiendo, se trata de la lucha por el poder. Pero lo verdaderamente incongruente de estos tiempos, es que al final todo es un juego entre marcas, porque ya ni importa quien juega, sino desde donde juegan.
Y ya que dimos con el tema las marcas, pues queda claro que la confusión y la incongruencia vienen de la irrupción en el escenario de la mercadotecnia política.
Puede que algo de eso se haya experimentado con los mexicanos en la elección del año 2000 con la llegada de la alternancia y Vicente Fox a la presidencia. Aunque es innegable que el viento de la voluntad por alternancia soplaba fuerte, la verdad es que, en criterio mercadológico, Fox era un gran artículo de venta explosiva en aquel momento.
Mientras que la simple mercadotecnia es conjunto de técnicas y estudios que tienen como objeto mejorar la comercialización de un producto, la mercadotecnia política, surge de la con combinación de las ciencias políticas y el marketing, para generar tendencia hacia alguna figura o marca política.
Las mayores campañas gastarán grandes sumas de dinero en “focus groups” o encuestas de opinión, para saber cuál es el mensaje que se necesita para “manipular” a la mayoría de votantes durante la campaña. El problema radica en que esta técnica llegó a ser tan exitosa, que se abandonó la practica donde se buscaba primero un personaje capaz y probado y se concentraron los esfuerzos en elaboración y fijación de mensajes; terriblemente aún más allá de eso, se fortaleció la importación y exportación de campañas triunfadoras que contienen desde slogans, imágenes, logos, hasta el extremo que también se venden lista de ideales y pensamientos.
Hoy en día la conquista del escenario por las tecnologías de la información, además dieron vida a conceptos como mediatización, video-política y ciber-política.
Por irónico que parezca, una de las grandes inspiraciones para el nacimiento de la mercadotecnia fue el libro de Sun Tzu, el arte de la guerra.
La verdad ante todo esto es que la evolución de la humanidad ocurre inevitablemente queramos o no. Lo que suena inaceptable, es el mito en que vivimos que nos hace sentir que, a mayor civilización, educación y crecimiento, mayor control tenemos de la vida que llevamos o la que deseamos llevar.
Luis Donaldo Colosio dijo en uno de sus discursos que la pobreza extrema propicia los mesianismos, propicia los caciquismos, propicia los clientelismos y otras formas que tienden a manipular las voluntades libres; sin embargo, no contó con que la mercadotecnia política provocaría la oscuridad de pensamiento, los espejismos políticos el llamado “brain wash cibernético” que nos está llevando a la “zombicracia voluntaria”. La gran prueba de este poder destructivo es la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Un conocido millonario que tiene fama de malo y, aun así, que logra ocupar el puesto más alto de globo terrestre con la “voluntad popular”.
No se puede decir más que eso para intentar explicar a donde estamos siendo arrastrados frente a una herramienta que debió nacer para mejorar a las sociedades y no para hacer uso abusivo de su poder basándose como dice el libro de Sun Tzu, en el arte de conocer la condición humana en el momento de la confrontación.
La raíz de mal uso de la herramienta puede tener nido en el llamado poder fáctico, que encontró en la practica la forma de colocar en el poder personas con debilidades suficientes para ser manejadas en beneficio, por lo regular monetario, del grupo al que pertenecen.
¿Se puede contrarrestar? La respuesta es Sí. Hay dos vacunas contra este virus, la búsqueda formación y promoción de verdaderos líderes y la participación ciudadana. Nada puede contrarrestar la fuerza de un liderazgo verdadero, porque este provocará apoyo espontaneo y voluntario, con lo que tendrán nada que hacer los falsos mensajes que fincan sus triunfos en la indiferencia y abstencionismo provocados por tanta confusión.
Lo que puede seguir es leer cuidadosamente el libro del “arte de la Guerra” que comienza por recomendar una análisis y evaluación profundos. Al juzgar por los resultados, no cabe duda que la mercadotecnia política puedo ofrecer mucho, menos un buen gobierno.