Los ‘zombis’ son tema de las producciones que aparecen casi siempre en las carteleras durante la segunda parte del año y que invaden las salas de cine con las tan gustadas películas de terror, resultando muy buen negocio para la industria cinematográfica sobre todo de los Estados Unidos.
El concepto de zombi encuentra sus orígenes en una figura legendaria propia del culto vudú haitiano. Se trata de un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo. De acuerdo con la creencia, el hechicero vudú, sería capaz mediante un ritual, de resucitar a un muerto que quedaría, sin embargo, sometido en adelante a la voluntad de la persona que le devuelve la vida. También, según una creencia popular, se dice que una persona que es mordida por un zombi, se convierte en uno de ellos.
Pero esta historia tiene una cara de verdadero terror, el que se sale de las palomitas y los nachos que son pura diversión. La plataforma YOU TUBE está siendo portadora de la más terrible realidad, que contrasta dramáticamente con todo el “boom” de buenas nuevas que traen día con día las redes sociales y las llamadas tecnologías de la información.
Si ustedes buscan la palabra “zombi” en la plataforma de videos más famosa del mundo, seguro comienzan aparecer los miles de videos, documentales y testimoniales de lo que está ocurriendo en la llamada ciudad de los Zombis, Kensington, Filadelfia.
Filadelfia se ha visto abrumada por la delincuencia impulsada por las drogas bajo la supervisión del fiscal de distrito Larry Krasner, un “fiscal progresista” que se describe a sí mismo. Parece ser, que sus medidas contra los delitos y el manejo de la crisis de drogas de la ciudad llevó a su juicio político en 2022 por “negligencia en el cumplimiento del deber”, sin embargo, permanece en el cargo después de que su juicio político se pospusiera indefinidamente.
Aparentemente, los efectos de su mandato han hecho que la tranquilidad se apodere de las calles de Filadelfia, con nuevas imágenes que muestran una masa de adictos encorvados en un estupor o desmayados en la acera.
Los llamados “zombis” son en su mayoría jóvenes norteamericanos que disfrutan de una especie de zona de tolerancia, donde a la luz del día y sin que nadie los moleste, clavan en su cuerpo las agujas de jeringas originalmente para insulina, la más de las veces para inyectarse el satanizado “fentanilo” cuya dosis anda en los 4 a 10 dólares americanos y que los hace caminar grotescamente por las calles de la ciudad.
Al juzgar por la opinión de algunas entrevistas que se encuentran en la plataforma, no hay forma de salir de este hoyo negro; es un negocio que realmente tiene tráfico local. El fentalino es una droga que se obtiene con una inversión de 400 dólares de la sustancia pura, de ahí se hacen procesos caseros que dan una utilidad de 100 mil a 150 mil dólares. Este espectáculo de muerte está atrayendo la atención de los empresarios de las redes sociales del mundo que graban, fotografían, entrevistan, siguen a adictos, distribuidores y prostitutas que cohabitan este fantasmal ecosistema.
Bueno, pero volviendo con el tema de las películas de zombis, una lista de las mejores pudiera ser desde, Un corte de los muertos (2017), La noche de los muertos vivientes (1968), Tren a Busan (2016), Reanimador (1985), El amanecer de los muertos (1978), Shaun de los muertos (2004), El regreso de los muertos vivientes (1985); ahí los datos para los que les parece que eso es diversión. Realmente además de lo que define el concepto de zombi, las películas siempre presentan seres humanos desorientados haciendo desfiguros grotescos de su humanidad cuando deambulan por las calles, sin control de lo que hacen ni atención de lo que los rodea.
Según “GoogleMap” estaríamos a 4000 kilómetros desde la frontera de México a la ciudad Zombi, pero no creo que el dato sea tan exacto. La dura realidad es que no somos tan diferentes. La novedad que puso a Kensington en el mapa de las noticias, es que el problema se expuso a la luz. Aunque parece monstruoso, una zona de tolerancia es solamente la concentración del problema en el terreno visible, donde los desafortunados seres humanos por lo menos padecen un poco menos.
La ciudad Zombi más cercana seguramente es la nuestra, como cada una de las ciudades más o menos grandes donde como sabemos circula y se consumen drogas letales. De los lugares apartados, marginados y oscuros se escapan perdidos a deambular por nuestras calles, durmiendo en las puertas de los mercados de autoservicio de las esquinas, seguramente viviendo sus últimos días.
Hay que reflexionar sobre un punto, el “mercado de la Droga” es el vértice donde giran todos los problemas de las sociedades de este tiempo, no el narcotráfico, específicamente el “mercado”.
El mercado de la droga genera sentimientos como ambición, ansiedad, envidia, maldad; actitudes como la traición, la delincuencia, el asesinato, la violencia doméstica, la infidelidad, el despilfarro, la deserción escolar; situaciones de vida como la prostitución, la persecución, la prisión, la adicción, el alcoholismo, la orfandad, la enfermedad y al final la muerte, violenta para vendedor y miserable para el consumidor. Al juzgar por los hechos de Kensington, Filadelfia, el mercado de la droga igual que cualquier mercado oscila entre el precio, disponibilidad y demanda. El elemento catalizador en este caso es indudable te su prohibición. No se puede ser radical al opinar sobre este tema, pero hagamos un viaje por las redes y saquemos una fórmula aritmética hacia donde nos lleva la línea de posibilidades para los próximos 50 años. Este mundo completo, gira alrededor del mercado de la droga, urge bajarnos de ese carrusel y no hay tiempo de postergar más la discusión. Lo que sigue es dejar de actuar como zombis de nuestro destino sin percatarnos de lo que nos rodea y nos arrastra. Eso sí, en esta ocasión personalmente no les recomiendo ninguna película e zombis, si gustan sentir miedo, echen un ojo a la realidad.