Según un estudio publicado recientemente en Nature Communications Biology, ni el t rex, el tiburón blanco o las orcas, ninguno es un gran depredador con tanta capacidad de destrucción como los humanos.
No se trata solo de las especies comestibles, sino también de las que utilizamos con otros fines.
De hecho, en este estudio se citan casos de animales cuyas poblaciones están decayendo por cuestiones como tener en casa una lechuza.
Todo eso es lo que convierte a las personas en el mayor depredador de la historia.
Este estudio analiza el nicho de diferentes depredadores, incluyendo al ser humano.
El nicho se define como el espacio de funcionamiento ecológico de una especie.
Es decir, dónde vive, de qué se alimenta y, en general, todos los factores, relacionados o no con la vida, con los que se relaciona.
El ser humano se relaciona con otras muchas especies y eso, en muchos casos, no es simplemente para sobrevivir.
Cabe destacar que para esta investigación solo se han tenido en cuenta los vertebrados.
Concluye que dentro de su nicho hay una relación negativa para la otra especie con un total de 15 mil vertebrados.
Dado que en total hay registradas 50 mil especies de vertebrados en nuestro planeta, esto sería casi un tercio de los mismos.
El trabajo sólo toma en cuenta los vertebrados y no contempla los antepasados, solo los humanos modernos.
Además, no analizan declives de especies de forma indirecta, ya sea por la destrucción de su hábitat o por el cambio climático, ambos fenómenos causados por el ser humano.
Según el estudio, de todas las especies a las que los humanos afectan negativamente, solo la mitad se utilizan como comida.
El T rex atacaba a otros dinosaurios, ya fuese por defensa propia, por marcar su territorio o para alimentarse.
Las orcas juegan con focas a las que no se comen, pero en general los ataques son para alimentarse.
La mayoría de los grandes depredadores, terrestres o acuáticos, atacan a sus víctimas para su propia supervivencia.
Sin embargo, en el caso de los humanos a veces es por capricho o por una supervivencia.
En el primer grupo las personas se ubican con los animales salvajes que se comercializan como mascotas.
Así como hay quienes tienen lechuzas disecadas en sus casas, también se pescaron muchos peces payaso de los arrecifes de coral para venderlos como mascotas después del estreno de Buscando a Nemo.
Por otro lado, esa supervivencia mal entendida incluye a los animales que se venden por sus supuestas virtudes medicinales.
Como las sanguijuelas o los rinocerontes que se cazan para extraer sus colmillos por mera superstición.
En general, los humanos destruyen mucho de lo que tocan y no mantienen un equilibrio con el ecosistema, como otros depredadores.
Porque a medida que se sigan destruyendo especies, caerán con ellas como fichas de dominó otros eslabones de su cadena trófica, que también pertenecen al propio nicho ecológico y sí pueden ser necesarios para la supervivencia, como los polinizadores.
Con información de Hipertextual