El partido político al que pertenecen las corcholatas está sumido en una batalla interna. En este momento lo que menos parece preocuparles es la irrupción de Xóchitl Gálvez como figura presidencial del frente opositor. Los oponentes de la propia casa recurren a todo con tal de desacreditarse. Han inventado y también aprovechado errores. Hay acusaciones, incluso, de relaciones prohibidas, pero se conocen tan bien que dicen saber de dónde salen los misiles para minar apoyos populares y manchar reputaciones. Una de las aspiraciones hasta se ha dado por sepultada por diferentes voces en medio de la alharaca en que se ha convertido la disputa anticipada.
Una de ellas empieza aquí. Adán Augusto López, un secretario que está volviendo a ejercer el poder en Gobernación como en los buenos tiempos del PRI, es tomado por sorpresa por su paisano y amigo de toda la vida en una mañana. El Presidente le revela antes de que inicie su conferencia de prensa que planea postular su nombre como un probable candidato a sucederlo en las elecciones de 2024, que espera que aguante vara y que salga echado para adelante.
Adán Augusto no sabe si entusiasmarse o preocuparse ante esa noticia, pero está consciente que ha pasado por todos los cargos de la función pública y que sólo le falta ocupar el puesto más alto del país. Desde su salto de la gubernatura de Tabasco al gobierno federal, el presidente López Obrador lo ha empoderado, confiado en su lealtad, experiencia y capacidad de liderazgo y de inmediato lo pone a prueba para el ejercicio del poder real.
El funcionario aparentemente sabe responder para sacar la agenda de Palacio Nacional para los fines de la Cuarta Transformación. Para cumplirle al Presidente y sacar todas las reformas que ha mandado al Congreso se mete a operar en cada una de las estrategias en las oficinas de los coordinadores parlamentarios de Morena en la Cámara de Diputados y del Senado y aprieta a los jefes de las bancadas para que se ciñan a las indicaciones presidenciales.
La lucha interna por la candidatura presidencial está convertida en una batalla política intensa. Adán Augusto lleva 56 asambleas, Claudia Sheinbaum 26 y Marcelo Ebrard 17. Según el exsecretario de Gobernación, quien esta semana que pasó le tocó ser noticia con tendencia negativa, tiene identificado el origen de los embates que lo involucran con la diputada Andrea Chávez, pero prefiere guardarse los nombres. “No somos lo que creemos que somos, eso debemos entender”, nos dijo el tabasqueño. Adelanta que en caso de ser derrotado no aceptaría un premio de consolación, pero que tampoco pasaría a la historia como un traidor. Apoyaría al ganador como si fuera su candidatura.
—¿Es Claudia?
—Es tiempo de todos, de los logros del Presidente— contesta.
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UPPERCUT: Jesús Murillo Karam vio una luz al final del túnel, un tribunal ordenó al juez que le negó un amparo, a entregárselo para recabar pruebas para recuperar su libertad por el caso de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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