Hermosillo, Sonora.- Con paciencia, emoción y profesionalismo, el niño Leonardo Tánori Córdova coloca una por una las perlas –pixel art- mientras forma la figura de una crayola para venderla en su negocio “Leonarte“.
El hermosillense de 8 años de edad, motivado por ganar dinero para ayudar a su mamá y papá, emprendió su propio negocio de venta de llaveros personalizados hace apenas unos meses, en el cual crea diversos diseños que la gente le pide.
“Empecé a hacerlos y le dije a mi mamá ‘los niños ganan muy poquito dinero’, entonces quise vender estos para poder ganar más dinero para yo darle a mis papás y hacer cosas importantes, o tener mis gustos”, contó el pequeño.
El proceso de creación es sencillo, pues se asemeja a colorear, ya que primero se hace el contorno de los diseños y luego las perlas –también llamadas jamabitz- son acomodadas con una pinza para rellenar las figuras.
El material que Leonardo usa para sus creaciones es comprado en línea por su mamá Brenda Córdova, quien en ocasiones ayuda a su hijo a hacer los utensilios y también a venderlos a través del número de celular 66 22 06 93 92.
“Les digo ‘vendo llaveros’ y les pregunto ‘¿quieres verlos?’, si traen dinero y les gusta uno me dicen ‘te compro este’, si no traen dinero, les digo que se los aparto”, detalló el pequeño.
Entre las figuras que el niño hace están unicornios, arcoíris, máquinas de coser, lápices, hongos, mariposas, cactus y nombres de personas, además de personajes como Mario Bros, Luigi, Pokemón, Batman y Naruto.
Los precios de las figuras varían dependiendo de su tamaño y diseño, pues van desde los 20 pesos hasta los 70 pesos.
“Cuando vendo uno la mitad es para el material y la otra mitad para mí, por ejemplo, uno de 70 pesos no costaría 70, pues para mi serían 35 pesos.
La verdad no me suelen pedir tantas figuras porque ya les vendí a muchas personas y no me quieren pedir más, ese es mi problema que no voy a lugares nuevos para vender”, mencionó el niño emprendedor.
Leonardo invitó a las y los niños a emprender sus propios negocios, sin importar su edad, ya que es una satisfacción y gran experiencia poder vender sus productos y recibir comentarios positivos de gente que aprecia su trabajo.
“Me relaja, me hace descansar un momento, aunque de las manitas nunca descanso”, finalizó el pequeño Leonardo Tánori Córdova.