Por Andrea Vega
La pandemia de covid-19 catapultó el uso de servicios privados de salud. 70 por ciento de quienes lo padecieron en 2021, aún teniendo alguna afiliación a seguridad social, prefirieron atenderse en consultorios de médicos de barrio o en consultorios de farmacias. En 2018, el porcentaje de quienes buscaban atenderse en el sector privado era de 60%.
Esto de acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) Continua 2021, que tiene más de 900 variables de información, pero con un módulo dedicado por completo a covid.
De las personas que no tienen seguridad social en el país (43.6 por ciento), solo 14% acudió a clínicas de la Secretaría de Salud y el 65% fue a servicios privados.
Mientras que de las personas afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) solo 38 por ciento fue a las clínicas de esta institución y 51% prefirió acudir a un servicio particular.
En cuanto a todos los encuestados (con y sin seguridad social), que tuvieron covid, la Ensanut 2021 señala que 32.1 por ciento buscó a un médico en su consultorio privado, 18.7% fue al IMSS, y 11.7% acudió a consultorios anexos a farmacias.
En tanto que 10.2 por ciento fue a un consultorio dentro de hospital privado, 9% acudió a servicios de la Secretaría de Salud y 6.7% buscó atención hasta su domicilio.
Arantxa Colchero, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la institución encargada de realizar la Ensanut, señaló que las personas acuden a los servicios privados de salud aunque no hay evidencia de que la atención sea mejor.
“Es difícil evaluar a este sector porque no está regulado y está muy atomizado, hay una gran cantidad de proveedores de atención. Pero los que más preocupan son los consultorios adyacentes a farmacia (CAF) porque tienen médicos menos calificados e incentivos económicos para prescribir medicamentos”, precisó Colchero.
La especialista en sistema de salud afirmó que una de las cosas que más preocupa de que la gente se atienda en los servicios privados es justo la sobremedicación, pues “les recetan desde antibióticos hasta vitaminas, cuando para covid no hay tratamiento, solo el de control de síntomas”.
El gasto de bolsillo que se genera en la población por acudir a servicios privados de salud también es otro de los grandes impactos, que además pega más en la gente de menores recursos.
Frente a este problema, Colchero sostuvo que el sector público debe garantizar la cobertura universal efectiva de los servicios de salud, en especial a los más pobres. “Esto es complejo. El gasto del PIB en salud es de 3 por ciento cuando debería ser de 6%. El espacio fiscal (lo que se puede gastar) para aumentarlo es reducido y lo que se va en pensiones es alto. Pero hay que buscar soluciones”.
También señaló que hay que invertir en prevención para bajar la carga de enfermedades crónicas.
La Ensanut se hacía hasta 2018 solo cada seis años, pero a partir del inicio de la actual administración se presenta de forma anual, con el objetivo de dar un panorama de la salud, la nutrición y el uso de servicios médicos en la población mexicana.
Para esta edición 2021 se encuestó a 12 mil 619 hogares, de nueve regiones del país: pacífico norte, frontera, pacífico centro, Ciudad de México, Estado de México, pacífico sur y península.
Secuelas, vacunación y cero prevalencia
De las personas diagnosticadas con covid, 34.5 por ciento reportó no haber tenido secuelas al ser dada de alta o un mes después de enfermarse, 29.5% presentó fatiga, 23.1% dolores en músculos o articulaciones, 21.2% tos, 20.8% dolor de cabeza, 14.3% pérdida o disminución del olfato, 14.1% dificultad para respirar, 12.6% fiebre, 12.4 por ciento, pérdida o disminución del gusto, 11.7% dificultad para dormir, 11.4% pérdida de peso, 11.3% falta de aire, 10% ansiedad, 8.7% dolor en el pecho, entre los más importantes.
Respecto a la vacunación y la inmunidad de la población mexicana, se encontró aumento en la prevalencia de anticuerpos de SARS-CoV-2 a partir de muestras sanguíneas a 11 mil 292 participantes en la encuesta.
A noviembre de 2021, la prevalencia de anticuerpos de SARS-CoV-2 contra la proteína N fue de 57.9 por ciento (personas que se habían infectado), mientras que 74.7% de la población tenía anticuerpos por infección y/o vacunación (proteína S).