Hermosillo, Sonora.- En Ciudad Obregón un grupo de personas comenzó a reunirse desde hace seis años para aprender sobre jardinería, cómo plantar diferentes especies y cómo intervenir en los parques de sus colonias.
Saúl Enrique López Munguía es jardinero desde hace más de 20 años y también es trabajador del Ayuntamiento de Cajeme. En sus labores diarias de mantenimiento observó la necesidad de capacitar a los vecinos en temas de reforestación e interés ambiental.
“Hicimos la convocatoria por redes sociales y yo le pedí a mi jefe, porque soy empleado del municipio y estoy trabajando en la Laguna del Náinari, un espacio para poder dar clases de jardinería, enseñarle a la gente qué es, cómo se reproducen las plantas.
Se acercó gente y andamos arreglando parques, capacitando a gente, vienen grupos de vecinos, capacitamos estudiantes, les damos pláticas sobre huertos, fertilizantes orgánicos, cactáceas, cómo podar un árbol, cómo reproducir arbustos, plantas por semilla, cómo recolectar semilla”
Actualmente, el Club de Jardinería Náinari lo conforman 160 personas y se reúnen cada domingo durante dos horas, de 8:00 a 10:00 de la mañana, con el interés de aprender y de llevar todo eso a sus fraccionamientos, colonias y hogares.
Hay personas especializadas en hablar sobre huertos y fertilizantes orgánicos vía lombriz, información sobre los cactus y reproducción de plantas como la rosa del desierto, lo que enriquece aún más cada clase, escuchando estos temas desde los expertos.
“La gente que ya tiene dos o tres años yendo, está más capacitada que la gente que trabaja en una empresa de jardinería, en el municipio, en varias partes. A ellos ya se les puede dar una responsabilidad mayor.
Y la responsabilidad que les estamos dando es en los parques que están cerca de sus casas, en sus colonias. Ahorita estamos rehabilitando un parque pequeño en el fraccionamiento Las Torres y vamos a empezar a trabajar en otro que se llama Urbi Villa”.
Entre los proyectos más importantes que han realizado, se encuentra la creación de un huerto dentro del Instituto de Tratamiento y de Aplicación de Medidas para Adolescentes (Itama), con lo que lograron producir parte de sus alimentos.
“Uno de los psicólogos encargados empezó a ir al Club de Jardinería y nos invitó a que hiciéramos un huerto dentro del ITAMA.
Los internos comían puro caldo de hueso, pero empezamos a hacer el huerto, capacitamos a la gente, hicimos la planeación y al final del proyecto los internos ya podían comer calabazas, pepinos, tomates y además fue una terapia ocupacional”.
Agregó que “esa ha sido una de las satisfacciones más grandes que hemos tenido, también los huertos en las escuelas, en la laguna, y vamos a continuar”.
Otro de los proyectos más importantes que implementarán durante este año en la Laguna del Náinari, es la adaptación de uno de los espacios para que se convierta en jardín de colibríes; esta iniciativa se trabaja de la mano con biólogos de Puebla.
López Munguía resaltó que lo importante de estos movimientos es replicarse y conectar con grupos de otros lugares, como ellos lo han hecho con el colectivo Caminantes del Desierto, en Hermosillo, con quienes han creado sinergia y trabajo en equipo.