Seguramente hemos escuchado decir “cuando seas grande” o “compórtate como grande”, o tal vez llegar nosotros decirlo a alguien más
Pero, ¿a cual grandeza nos referimos?, ¿buscamos realmente ser grandes?
Esto puede ser tan sencillo, pero al mismo tiempo, llegar a tener connotaciones muy profundas en nuestra vida.
¿Cuál grandeza buscamos? ¿Qué hacer para llegar?; así como ¿Para qué se quiere ser grande?
Si enfocamos la grandeza y consideramos que ser grande, se refiere al crecimiento y desarrollo; tendremos ahí límites muy marcados, ya que estaríamos reduciendo al ser humano sólo a lo físico.
Pero, si en este momento tomamos consciencia de todo lo que somos, empezando por reconocer nuestras dimensiones física, emocional, mental y espiritual. Podemos llevar esa grandeza a todas las dimensiones e integrar esa grandeza desarrollada en cada uno y en todo.
Ahora bien ¿en el mundo de hoy hay grandeza?, ¿Qué nos falta para que así suceda?, ¿Qué estamos esperando para accionarnos en esa grandeza o desde esa grandeza?
Por lo que, si enfocamos al ser humano solo al desarrollo del aspecto físico, estará negándose a sí mismo todo el potencial que gira a su alrededor y que además existe en el mismo, lo reconozca o no.
Que les decimos a niños y jóvenes ¿Qué quieres ser de grande?, o ¿ya verás cuando seas grande?
Al enfocarlos solo en lo biológico, pues si “se es grande” y se quedan ahí, en ese solo aspecto y nos encontramos con personas que empiezan a vivir cuando son grandes la vida de sus hijos y ahora, hasta la vida de los nietos.
Además de pensar en ser buen padre, buena madre, buen colaborador, como si solo eso fuera ser grande y no necesariamente es así.
Entonces, dónde quedo ese plan de lo que querías ser cuando fueras grande, si te quedaste viviendo la vida de los demás y no la propia.
Construimos y educamos una sola cara del ser grande y dejamos de lado la grandeza.
Así que, reflexionemos sobre esta frase “Grande es aquel, que para brillar, no necesita apagar la luz de los demás”.