Por Danyelle Khmara
Los estudiantes de Arizona de familias inmigrantes pueden verse obligados a abandonar el país debido a la aplicación de leyes migratorias o dificultades económicas, entre otras causas, lo que interrumpe su educación. Esta situación ha incentivado la investigación en ambos lados de la frontera para encontrar formas de ayudar a los niños en esta transición a menudo difícil.
Entre los estudiantes que debieron adaptarse a la escuela en otro país está Martín, un adolescente que estaba cursando la preparatoria cuando compartió lo horrible que se sintió al tener que regresar a México con su familia.
En un video realizado por el Seminario Niñez Migrante del Colegio de Sonora, Martín habla sobre cómo su mundo se puso patas arriba y cómo cambiaron todos sus planes futuros. Luego dice que tenía que aceptarlo, como les pasa a muchos de los que migran de los Estados Unidos. Este programa en Hermosillo, Sonora, investiga e implementa formas de garantizar una educación significativa para los niños y jóvenes migrantes.
Al testimonio de Martín le siguieron numerosas experiencias compartidas por escolares que, en inglés y en español, comentaron en el video lo que significó para cada uno tener que mudarse repentinamente de Estados Unidos a México y cómo esto afectó su educación y sus planes.
Entre otras cosas, los estudiantes de primaria y secundaria mencionan la dificultad para comprender las tareas escolares, los desafíos para leer en español e incluso el hecho de ser intimidados por ser diferentes.
Pero no solo se manifiestan los estudiantes. Una maestra habla sobre la falta de ayuda en su escuela para apoyar a los niños que regresan de Estados Unidos y que no hablan o leen bien en español. Los padres mencionan que las escuelas no tienen espacio para inscribir a sus hijos o que no les brindan la ayuda que necesitan.

Tanto los padres como los maestros comentan la necesidad de tutorías y apoyo adicional para ayudar a los niños que vienen de Estados Unidos, de manera que puedan asimilar y desempeñarse bien en sus nuevos entornos educativos.
Aunque el video se produjo hace aproximadamente una década, el problema sigue vigente, mientras que investigadores del Seminario y de la Universidad de Arizona continúan buscando formas de ayudar a los niños a adaptarse a estas nuevas e inesperadas situaciones.
¿Por qué se van?
Se estima que, desde 2008, entre 35 mil y 45 mil niños y adolescentes han migrado de Estados Unidos hacia el estado de Sonora, México. De ellos, se estima que el 80% salió de Arizona, según investigaciones del Seminario Niñez Migrante. En todo México, se calcula que en los últimos años más de un millón de niños ha regresado al país desde Estados Unidos, según un estudio académico de 2019 realizado por El Colegio de México.
Gloria Ciria Valdez, coordinadora e investigadora del Seminario Niñez Migrante, quien lleva 15 años trabajando para ayudar a las familias en esta situación, considera que en realidad muchos estudiantes y familias esperan regresar a los Estados Unidos en algún momento.
El 88% de esos estudiantes que salen de Arizona tienen raíces en Sonora: padres, abuelos o familiares que son de allí, lo que hace que este tema sea “muy importante para la perspectiva regional de la frontera y los lazos políticos, geográficos, ambientales y económicos entre Sonora y Arizona”, dice Ciria.

El Seminario Niñez Migrante ha trabajado para ayudar a los niños migrantes en Sonora desde 2007, en distintas categorías: niños y adolescentes que migran de regreso a México después de vivir en Estados Unidos, niños que están esperando para buscar refugio o asilo en EEUU, y niños que buscan refugio en Sonora.
A lo largo de los años, el Colegio de Sonora ha entrevistado a cientos de niños que regresaron a Sonora, especialmente a los poblados de Nogales, Agua Prieta, San Luis Río Colorado, Hermosillo, Puerto Peñasco, Magdalena de Kino y Cajeme.
“Si un alumno no responde a las preguntas que le hace el profesor o no levanta la mano o no hace la tarea, no es porque sea flojo”, dice Ciria. “Es porque no entienden español”.
El seminario ha capacitado a más de mil maestros de escuelas públicas, tanto de primaria como de secundaria, para comprender mejor los desafíos y las fortalezas de estos estudiantes.
En 2018, comenzaron un programa que ofrece clases gratuitas y tutoría para brindarles a estos niños ayuda adicional en matemáticas, español y ciencias sociales, impartido por maestros que hablan inglés y español.
“Lo que estamos haciendo es brindar un servicio en ausencia de un programa aquí en México”, dice Ciria. “Dado que no hay un programa que les ayude a hacer la transición de la escuela de la que vinieron en Estados Unidos o Centroamérica a la escuela a la que vienen aquí en Sonora, estamos apoyando esa transición”.
La investigadora de la Universidad de Arizona, Anna Ochoa O’Leary, también estudia este grupo demográfico, entrevista a estudiantes y padres de familias de estatus mixto que regresaron a Sonora debido a una acción policial o por condiciones económicas.

“El problema es generalizado”, dice Ochoa, jefa del Departamento de Estudios Méxicoamericanos de la UA. “Muchas familias han regresado a México, pero hay mucho pendiente en términos de no saber qué se podría hacer para mejorar esa experiencia una vez que regresen”.
Frente a esto, ella y su colega Nolvia Cortez, de la Universidad de Sonora, están identificando los desafíos que enfrentan estos estudiantes para crear pautas para mejorar su transición y experiencia educativa.
El estudio, financiado con una beca Fulbright, está analizando el caso de estudiantes de secundaria de 15 a 17 años y de estudiantes universitarios de 18 a 24 años, o estudiantes recién graduados.
“Estos dos grupos de edad se encuentran en etapas vulnerables de sus vidas en las que están tomando decisiones sobre su futuro, lo que hace que la interrupción que produce el tener que mudarse a un país diferente, a menudo con poco aviso, sea aún más sustancial”, dijo Ochoa.
Mientras que para algunas de las familias la mudanza fue pensada y planificada, para otras fue impulsada por algo inesperado, como que el empleador de un padre indocumentado les dijera que algo andaba mal con su número de seguro social.
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Con información de La Estrella de Tucson