Por Krimilda Bernal Hoyos
Hablar de paz y seguridad es un tema complejo, con intersecciones diversas para su estudio y comprensión. En relaciones internacionales distintos teóricos, como Emerich de Vattal definen ¨la paz como la ausencia de guerra”. Si partimos de lo anterior, a simple vista vivimos en tiempos de paz donde no hay un enemigo externo. La realidad es mucho más compleja.
A partir de 2006, la lógica de guerra cambió del enemigo externo al enemigo interno. Desde esta perspectiva, se han cometido grandes errores como la incursión de militares a labores de seguridad pública, oficializado desde 2019.
Desde entonces, quienes han sufrido las consecuencias son las policías municipales, donde se sustituyeron mandos civiles por militares. Todo esto a pesar de la exigencia de familiares de víctimas, colectivos de búsqueda de personas desaparecidas, activistas, organizaciones de la sociedad civil, e incluso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la ONU, nada más faltó una carta del Vaticano para decir que todo el mundo pidió al Estado Mexicano no militarizar la seguridad pública.
De acuerdo con el informe Seguridad Ciudadana con Rostro Humano: Diagnóstico y Propuestas para América Latina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la seguridad ciudadana consiste en la protección de un núcleo básico de derechos, incluidos el derecho a la vida, el respeto a la integridad física y material de las personas y su derecho a tener una vida digna.
Si partimos de la premisa de que la seguridad ciudadana se construye desde lo local, y abandonamos la lógica en la cual los mandos militares deben hacerse cargo de la seguridad municipal, entonces hay una serie de contradicciones reflejadas en el incremento de cifras por violencia familiar, feminicidio, homicidio doloso, personas desaparecidas y violencia sexual, e numerables hechos violentos que no respetan el derecho básico a la vida, ni el respeto a la integridad física, o el derecho a una vida digna en Hermosillo.
Quienes están a cargo del contexto local y de construir seguridad, son las policías con mayor abandono y carencias: las municipales.
Por décadas, se ha hablado y escrito sobre la dignificación policial, especialmente a las municipales. Han sido abandonadas por el mismo sistema. Un abandono reflejado en carencias al interior de las instituciones, desde la falta de insumos para realizar su trabajo, pasando por la violación de los derechos humanos de los elementos.
Desde Observatorio Sonora por la Seguridad hemos destacado la importancia de mantener mandos civiles en las policías locales, además de analizar y registrar el aumento de violencia en los entornos militarizados, como lo indica la experiencia nacional: se recrudece la violencia en zonas donde los mandos son militares y se incrementa la de presencia de elementos castrenses. Además de poner en la mesa el tema de dignificar y profesionalizar propiamente a las policías municipales.
Ahora que Hermosillo cuenta con mandos civiles, la exigencia de mejores condiciones de seguridad, construcción de paz, abogar por una dignificación y profesionalización policial debe mantenerse más fuerte que nunca.
Sin embargo, esto no será posible si como ciudadanía no nos ponemos a la altura de la policía que tanto queremos y merecemos; difícilmente podremos transitar a mejores condiciones de paz y seguridad ciudadana si no asumimos nuestra responsabilidad en las faltas de civilidad y humanidad.
La edición de marzo 2022 de la Encuesta de Seguridad Pública Urbana (INEGI), indicó que las personas sienten más confianza con las fuerzas armadas que con los mandos civiles. ¿Por qué no darles a las corporaciones civiles la oportunidad de ser mejores? ¿En qué aspecto te inspira más confianza un militar que un policía, quien sí está entrenado para la proximidad ciudadana y no la letalidad del enemigo?
Reconocemos el reto que implica que las personas confíen plenamente en las corporaciones municipales, años de violaciones a derechos humanos e impunidad no se borran en tres, como dijo alguna vez la exjueza asociada de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg: “el cambio real, el cambio duradero, ocurre paso a paso”.
También es de reconocerse la dimensión de los retos al interior de la corporación municipal de Hermosillo, tanto en el aspecto presupuestal como en los recursos humanos para implementar los planes y proyectos municipales de seguridad ciudadana.
La situación de inseguridad que vivimos no terminará mañana o la próxima semana, trienios van y vienen, pero la ciudadanía y las organizaciones permanecen.
Por lo tanto, desde la mesa de seguridad ciudadana de Hermosillo, ¿Cómo Vamos? se coordinan distintos esfuerzos referentes a la gestión y vigilancia de los recursos de seguridad municipal, además de la implementación del modelo de justicia cívica.
Observar la continuidad de buenas prácticas y rendición de cuentas son claves para la construcción de seguridad y poco a poco, construir paz, para lograr reconstruir nuestra sociedad.
Krimilda Bernal Hoyos, licenciada en Relaciones Internacionales, analista y activista en temas de seguridad. directora del Observatorio Sonora por la Seguridad.