Por Amelia Iruretagoyena Quiroz
Si algo provoca angustia y ansiedad es no poder resolver una situación difícil. ¿Qué puede ser lo más complicado de enfrentar para un joven que durante su niñez y /o adolescencia ha sido protegido en una casa hogar y llega el día de su egreso al cumplir los 18 años de edad y que tiene que enfrentarse a resolver, para empezar, sus necesidades básicas. Imaginemos que puede suceder si al cumplir esta edad, dejan de tener un hogar donde vivir, la comida del día a día, la posibilidad de aseo personal y de vestimenta, descanso saludable, educación, recreación y sobre todo afecto y sentirse acompañados.
Esta problemática que padecen los niños que egresan de casas hogar, que durante algunos años son protegidos en estas instituciones, en su mayoría por la falta de una familia que se haga cargo de su proceso de crianza ha sido desconocida por las políticas públicas. La mayor parte de hogares sustitutos en nuestro país y particularmente en Sonora corren a cargo de la sociedad civil, mismos que subsisten gracias a personas generosas y comprometidas con causas altruistas que nos ayudan a tener todas y todos mejores comunidades para la convivencia armónica. Entre más, protección y educación se brinde a niños y niñas con base en los cuatro pilares de la educación que propone la UNESCO que son: Aprender a conocer, aprender actuar, aprender a vivir juntos, y aprender a ser, estaremos garantizando sociedades ilustradas, informadas, éticas, participativas, inclusivas, virtuosas y pacíficas. Por ello quienes se ocupan de brindar oportunidades de construir un futuro para la niñez están echando cimientos para edificar en favor de mejores formas de convivencia entre los seres humanos.
La experiencia de escuchar a egresados y egresadas de la Casa Guadalupe Libre. Institución de Asistencia privada, localizada en nuestra ciudad nos permitió reconocer el problema, hasta hoy invisibilizado por los Gobiernos y por la sociedad, con respecto a cómo darle continuidad a su proceso de desarrollo en las distintas facetas de vida, de tal forma que alcancen una verdadera autonomía que les permita la autosuficiencia en la edad adulta. A los dieciocho años de edad, no ha concluido la etapa de aprendizaje, ni han alcanzado la madures y los medios que les permitan salir adelante, por si mismos. Como bien contaban: María, Pedro, José, Andrés etc., “fue muy difícil” “no es fácil conseguir un trabajo que te dé para vivir y sobre todo donde vivir”. Ahora los cuatro han podido salir adelante, cuentan con trabajo, una esposa o esposo e hijas. Pero como dice Andrés, ahora estoy bien, pero yo que me salí a los 14 años de la casa hogar, para buscar a mi papá, a quien encontré pero no quiso ocuparse de mí. Caí en drogas, para enseguida aclarar, ahora estoy limpio, estudio una carrera universitaria y trabajo.
Voluntarias y egresados y egresadas de la casa Guadalupe Libre, se han acercado a Hermosillo ¿Cómo Vamos? invitando a esta organización a apoyarlos en su proceso de construcción de una política pública, que en atención a esta necesidad social, se pueda traducir en una demanda ciudadana que pugne porque se cristalice un servicio integral que permita ayudar a transitar a estos jóvenes, hacia la plena autonomía y puedan tener un porvenir seguro, es decir una forma honesta y digna de vivir en sociedad, con capacidad de llegar a cubrir la escala de las necesidades propuestas por Abraham Maslow: substanciar las necesidades básicas o fisiológicas, alcanzar las de seguridad y protección, así como lograr disfrutar las de tipo social o de afiliación, reforzar las de estima o reconocimiento y conseguir la auto realización.
Un equipo de ciudadanas y ciudadanos convocado por Hermosillo Como Vamos, personal, voluntariado y egresados-as de Casa Hogar Guadalupe libre han iniciado recientemente reuniones para definir una ruta de trabajo que los lleve a involucrar a la sociedad y al gobierno en la solución de esta problemática en favor de los egresados de casas hogar públicas y privadas del Estado de Sonora.
Es urgente que no más jovencitas y jóvenes que ahora viven en estas casas hogar se planteen la interrogante de que es lo qué tiene que pasar para que la situación de ellos no sea incierta y desigual, que puedan tener asegurado la posibilidad de educación, servicios para el cuidado de su salud, empleo y acompañamiento. “Uniendo voluntades será posible un futuro cierto para ellas y ellos”.
Amelia Iruretagoyena Quiroz. Dra. en Criminología y Delincuencia Juvenil. Especialista en Procesos de Dialogo, Mediación de Conflictos y en Justicia y Practicas Restaurativas. Miembro del Consejo Técnico de Hermosillo ¿Cómo Vamos? y Coordinadora de Facilitadores del Dialogo
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