Por María Antonia Sánchez-Vallejo
Nueva York.- La inflación en Estados Unidos sigue escalando hacia niveles históricos. El índice de precios al consumo (IPC) alcanzó en febrero el 7.9% interanual, casi medio punto más que el mes anterior (7.5%), impulsado por los precios del gas y la gasolina, pero también por los de una amplia variedad de productos y servicios.
Es el ritmo inflacionario más rápido en 40 años, y a la subida no es ajena a la guerra en Ucrania, que arroja sombríos pronósticos a corto plazo para el suministro de petróleo y gas: los economistas prevén que la tasa podría alcanzar un máximo cercano al 9% en los próximos meses.
En términos mensuales, el IPC aumentó un 0.8% el mes pasado tras ganar el 0.6% en enero. En su tasa interanual (los últimos 12 meses, hasta febrero), se disparó hasta el 7.9%, el mayor aumento interanual desde enero de 1982. Febrero fue el quinto mes consecutivo de lecturas anuales del IPC por encima del 6%. La inflación subyacente —descontado el efecto de los precios de la energía y la alimentación, más volátiles— se incrementó un 0.5% en febrero, y hasta el 6.4% interanual.
Con todo, los datos del IPC de febrero no reflejan completamente el aumento en los precios del petróleo tras la invasión rusa de Ucrania, el pasado 24 de febrero. A partir de ese día los precios se dispararon más del 30% y el barril de referencia mundial Brent alcanzó los 139 dólares (el máximo desde 2008) antes de que este miércoles el llamamiento de Emiratos Árabes Unidos a los miembros de la OPEP a aumentar la producción enfriase la subida.
Los precios de la gasolina en EEUU, que esta semana vetó la importación de crudo ruso, promedian un récord de 4.318 dólares por galón (3,7 litros), en comparación con los 3.469 dólares de hace un mes. En algunos Estados como California, el precio medio en los surtidores es aún mayor: más de 5 dólares por galón.
Una semana antes de la reunión de la Reserva Federal (Fed, banco central estadounidense) en la que se anunciará la primera subida de tipos en dos años, los responsables de la política económica se enfrentan a una coyuntura endiablada. El aumento de los precios está golpeando sobremanera a los hogares de bajos ingresos, que dedican gran parte de su presupuesto a los bienes que más costosos se han vuelto: alimentación, alquileres, calefacción, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Algunos hogares denuncian el incremento de las rentas en un 50% y hasta un 70%.
El aumento de los salarios y los ahorros acumulados durante la pandemia por la inyección de estímulos del gobierno federal han ayudado a los estadounidenses a seguir gastando a buen ritmo a pesar del aumento de los precios. Pero el quinto mes seguido de presión inflacionaria amenaza con hacer descarrilar la buena marcha de la economía estadounidense tras la pandemia, con un pujante crecimiento en 2021 y una situación de práctico pleno empleo.
La inflación sigue superando con creces el objetivo del 2% de la Reserva Federal. En la reunión del comité de política monetaria que se celebrará el martes y miércoles próximo, la Fed anunciará la primera subida de tipos, teóricamente un cuarto de punto, y los economistas esperan ya hasta siete ajustes este año.
Con información de El País