Columna Y sin embargo
Escuché con atención el diagnóstico de seguridad pública en Sonora que le presentaron al Presidente de la República en su visita a Hermosillo el pasado 11 de febrero. El punto crítico me parece que son los homicidios dolosos. El informe del gobernador quiso ser tranquilizador y nos presentó flechas descendentes en varios delitos, señalando que van a la baja. Apuntó que en Cajeme en los últimos dos meses los homicidios habían descendido 29% (durante su gobierno) y que en todo el año 2021 habían descendido 14%. Apuntó además, en tono de consolación, que el 96% de dichos homicidios están vinculados con el narcomenudeo. Entre los casos individuales que reportó (como Tomás Rojo y Aranza), llama la atención que no mencionó el caso de Abel Murrieta.
Por otra parte, el informe del subsecretario de la Defensa fue más amplio y explícito; señaló claramente que los homicidios van al alza. En Sonora los homicidios aumentaron de 121 en noviembre a 135 en diciembre de 2021.
En ambos casos se concretaron a presentar cifras y porcentajes y no hicieron un balance general. Sin embargo, la percepción a través de las noticias es que estamos en medio de una guerra y de que la situación se está calentando cada vez más, los homicidios no descienden sino que parecen ir aumentando.
¿La policía es la solución o es parte del problema?
No hay una teoría definida sobre si el incremento de policías es determinante para la reducción del crimen organizado. En múltiples ocasiones se nos ha presentado el incremento de la Guardia Nacional y de los elementos policiacos como el camino de la solución. En el informe antecitado nos enteramos de que en Sonora hay 5 mil 924 efectivos locales (que comprende 866 del estado y 5058 policías municipales) y 9 mil 771 elementos federales (que comprende 4 mil 640 del Ejército, 2 mil 129 de la Marina y Fuerza Aerea y 3 mil 002 de la Guardia Nacional). En total el estado cuenta con 15 mil 695 fuerzas armadas vigilantes del orden público. Esto significa que contamos con un elemento armado por cada 200 sonorenses.
Como puede verse, en Sonora, la teoría de que a más policías más seguridad parece no estar funcionando. Habría razones incluso para pensar que es lo contrario.
Por otro lado, es obvio que tampoco están funcionando ni los convenios por la paz ni la promoción de la lectura en los jóvenes. También, habría que investigar más en detalle cuántas becas está dando el INSABI a jóvenes susceptibles de caer en las garras del narcomenudeo y si éstas están contribuyendo a disminuir el reclutamiento de jóvenes por el crimen organizado y el narcomenudeo.
En el fondo, hace falta una narrativa más congruente sobre lo que está pasando en el estado. Habría que aclarar si son dos o más cárteles del crimen organizado que se están peleando la plaza como alguna vez se dijo de Magdalena o si hay o ha habido autoridades que están involucradas en el negocio o qué pasa. Una buena definición del problema ayudaría mucho a encontrar la solución. Pero no tenemos ni eso.
Requisitos para una buena política pública
Está claro que es difícil cambiar la realidad, ya no digamos resolver un problema tan complejo como es la inseguridad pública. No son enchiladas; aunque a veces nuestros gobernantes nos prometen resolverlo en cuestión de días o semanas.
Lo que se observa es que la política de seguridad pública carece de varios factores que la pudieran ayudar a tener mejores resultados.
Dicen que una política para que sea exitosa requiere la participación de cinco actores clave: grupos sociales organizados que colaboren con las autoridades en el objetivo de la seguridad (participación ciudadana), medios de comunicación independientes que den seguimiento y analicen los indicadores, especialistas que estudien la situación y aporten estrategias viables, funcionarios que se enfoquen en la solución del problema y no la deleguen, personajes locales que sean modelo alternativo saludable de éxito social (role models) y contrarresten el modelo atractivo de delincuente. En Sonora, varios de estos cinco elementos se ven muy precarios o inexistentes.
Nicolás Pineda