Dicen que las casas en Cananea susurran, que es porque son de madera. También dicen que hablan con más fuerza cuando tienen un sótano, que bufan con fuerza porque el viento se mete y las hace rechinar. Pero tal vez, si escuchan con más calma, es posible que puedan escuchar versos de Josefa Isabel Rojas Molina, la gran poeta de la Heroica Ciudad de Cananea.
Josefa Isabel Rojas Molina es encargada de Biblioteca Pública Buenavista del Cobre y maestra de literatura, su vida cotidiana esta llena de literatura a tal grado que entre sus poemas afirma que su casa esta hecha de palabras. Esta relación cotidiana con la poesía la hace ser una poeta de altos vuelos, porque sus versos brotan como de un ojo de agua en la sierra para correr entre las paginas de los lectores que se acercan a ella.
Como promotora de la lectura, Josefa Isabel Rojas Molina, sabe que los lectores de poesía cada vez son más escasos, que cada vez es más complicado acercar a la gente a este genero literario. Pero eso no la detiene, en Cananea, Josefa Isabel Rojas Molina es reconocida por los eventos que antes de la pandemia se realizaban en la Biblioteca Pública, en especial los de poesía, donde sin nada de la solemnidad académica, la gente le poemas en voz alta. Y es leyendo poemas en su comunidad como la poeta se ha ganado un espacio entrañable en la memoria del municipio minero.
Los poemas de “Versiones de la conjetura”, último poemario de Josefa Isabel Rojas Molina, nacen de la necesidad de expresarse del ser poético que ya es ella misma, de su relación cotidiana con lo que le rodea, las personas, los lugares, los recuerdos. Cada verso de Josefa Isabel es una evocación a un lugar, un café, un recuerdo o una persona, es una forma de armar con poesía al mundo, de hacer con la palabra poética una realidad paralela que no sustituye a la existente, ni compite con ella, simplemente existe de manera paralela.
La palabra poética evoca para recrear un mundo paralelo, y la poesía de Josefa Isabel Rojas Molina nos transporta a una realidad hecha con el lenguaje cotidiano, donde un café, una fonda, una casa o una banca están llenas de memorias formadas por vocablos que nos envuelven para hacernos ver que la vida esta llena de poesía.
Leer “Versiones de la conjetura” es dejarse llevar por la voz poética de una mujer que encuentra las posibilidades evocativas en cada rincón, donde el tiempo y las distancias se diluyen, porque la memoria y el lenguaje trascienden espacios, materia y personas. Acercarse a la poesía de Josefa Isabel Rojas Molina es permitirse vivir la poesía que brota de un ojo de agua en lo más alto de la sierra sonorense.