Si no fuera porque durante la entrevista ninguno lloró, los pequeños que Sandra Luz Mendívil Miranda y su hija Sandra Real sostienen entre los brazos pasarían por niños y niñas recién nacidos y no por muñecos hiperrealistas llamados “bebés reborn”.
Las manitas, la boca, las venas en sus brazos y hasta el cabello -que es injertado uno por uno- asemejan a las de un bebé real y para lograrlo Sandra y su hija pueden tardar hasta tres meses en fabricarlos.
Incluso al cargarlos, la textura, el peso y hasta la forma de sus cuerpos invita a sostenerlos como si se abrazara a un recién nacido y no muñecos de vinil o silicón.
“Es un arte” comentan las mujeres, quienes hace cuatro años comenzaron el negocio Candy Reborn en Hermosillo, donde los dieron a conocer y venden en Sonora.
Hoy tienen un taller exclusivo para hacerlos y los envían a todo México, Estados Unidos y Sudamérica.
“Se considera un arte porque es volver un pedazo de vinil lo más parecido a un bebé real”, agregó Sandra Luz.
¿Cómo surgió este arte?
La historia de este arte tiene sus orígenes en Alemania, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial y, ante la falta de juguetes, las mamás comenzaron a rehabilitar las muñecas maltratadas.
“Las limpiaban, las volvían a pintar, las renovaban hasta volverlas casi como bebés reales y ahí es donde se originó lo que es un bebé reborn”, explicó Sandra quien se capacitó para fabricarlos en la Ciudad de México y estudió el tema.
“Tomé un curso en la Ciudad de México con un artista mexicano y con una española para poder lograr los tonos de color y para aprender a injertar el cabello”, comentó la madre.
Proceso de fabricación
Dependiendo del tamaño del bebé es el tiempo que duran en realizarlos: “No tenemos una regla porque le damos vuelo a la imaginación, puede ser de dos a tres semanas hasta un mes y medio y si lleva cabello injertado hasta tres meses”, resaltó Sandra.
Para hacerlos primero lavan el vinil para no tener imperfecciones. Este proceso se repite varias veces al igual que la pintura, la cual debe hornearse según las capas de color que hayan puesto.
“Cada capa de pintura se mete al horno, luego se enfría y otra vez, así se le va dando colorcito a la piel, se le pintan las venas, se le ponen las uñitas, se le injertan pestañas, se le da color a los labios, se pintan cejas y se rellenan de micro esfera de cristal”, detalló Sandra Real.
Como el vinil es de color blanco, madre e hija pueden aplicar hasta veinte capas de pintura a un solo muñeco y aprovechan para incluir las características típicas de un bebé recién nacido como heridas pequeñas y el cabello muy fino.
“A veces nos han pedido que vendamos a mayoreo y no podemos, porque nosotras le damos vida a ese vinil, es un trabajo artesanal, lleva mucho tiempo invertido”, comentó Sandra Mendívil.
¿Quién lo compra?
Es importante aclarar que los “bebés reborn” no son juguetes y entre los compradores hay más adultos coleccionistas porque son artículos de cuidado.
Pero como son muñecos las niñas también los piden mucho y también fabrican una variedad de silicón que es más pequeño y se ofrece con una hoja de cuidados.
También entre la clientela hay personas que perdieron un hijo y los adquieren a modo terapéutico en la superación.
“Tras una pérdida compensan y está comprobado que es terapéutico para algunas personas, incluso si están solas que quieren comprarles su ropita y vestirlos, les da una sensación de agrado”, dijo Sandra Mendívil.
¿Cuánto cuestan?
Los precios varían según el tipo de muñeco, los materiales y el tiempo invertido en la fabricación, se ofrecen diferentes tipos de bebés de acuerdo a las posibilidades económicas del cliente.
Los “mini bebés” tienen un valor de 950 pesos, hay un tipo prematuro con un costo de mil 500 pesos y los de escultora cuyo precio está entre 4 mil a 7 mil 500 pesos.
“Tenemos proveedores estadounidenses y también hay en España, porque allá es donde los bebés reborn tienen mayor auge, también hay proveedores mexicanos que son más accesibles”, explicó Sandra.
¿Cómo encontrarlos?
Gracias a las redes sociales -especialmente Facebook- como “Candy Reborn”, donde se ha dado a conocer primero en Sonora y luego a nivel nacional e internacional.
También han acudido a eventos como bazares en donde exponen algunos de los bebitos, permitiendo a la gente cargarlos y proporcionando información sobre ellos.
Sandra Real es quien se encarga de responder los mensajes y estar en contacto con la gente para dar información de los precios y de los procesos de fabricación y en general del arte “reborn”.
“Hemos hecho envíos a Perú, a Estados Unidos, a toda la República Mexicana como Veracruz, Estado de México, Guadalajara y ni se diga en Sonora”, contó Sandra Real.