La terrible declaración que el director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública, Marx Arriaga, en una conferencia magistral que dictó en la Escuela Normal de San Felipe de Progreso en el Estado de México, y que en cuestión de minutos se convirtió en el chascarrillo de todos en Twitter la semana pasada, no debemos tomarla a la ligera, refleja una tendencia de esta administración federal de darle responsabilidades altas a personajes sobreideologizados que promueven el dogmatismo de un régimen.
En el último infortunio del servidor público, Arriaga aseguró que leer por “goce es un acto de consumo capitalista” y lo peor de todos es que lo hace frente a docentes encargados del fomento a la lectura en una conferencia que se titula: “Formación de docentes lectores en la escuela normal”. En el texto completo, el cual más bien parece pasquín de adoctrinamiento, el director de Materiales Educativos sostiene que la lectura debe ser vista como un acto de compromiso para la emancipación de los pueblos. Cierto que fomentar la lectura es promover el pensamiento crítico y que cuando una sociedad lee, los sujetos que la componen buscaran mejores condiciones de vida para su comunidad; sin embargo, todo esto no se contrapone con el goce estético que da la literatura y mucho menos el de compartir emociones, pensamientos, sueños, ideales y placer a través de la lectura.
Marx Arriaga se equivoca rotundamente, porque simple y sencillamente para enseñar a tener un pensamiento crítico a una persona, es necesario permitir que esta tenga acceso al gozo de la literatura, a experimentar el placer que da descubrir un mundo nuevo a través de la lectura. Creer que la única utilidad de la lectura es transmitir conocimientos sociales, implica tener una visión pedagógica bastante doctrinaria, donde únicamente se le quiere dar a los libros una utilidad afín a una forma de pensar y en este caso a una visión de país y a un régimen político que se está instaurando.
Que un funcionario como Marx Arriaga, con una visión pedagógica tan doctrinaría como la que lo llevó a asegurar que leer por gusto es un acto de “consumismo capitalista”, sea el responsable de los materiales educativos, es algo que debe de preocuparnos porque refleja una visión educativa que se acerca más a la de un estado totalitario que a la de una democracia.
Este chistorete de Marx Arriaga no es el primero de su historial. En febrero del 2019, cuando era el director general de Bibliotecas, tuvo la falta de tacto de correr al legendario editor y bibliotecólogo, Daniel Goldin, director de la Biblioteca Vasconcelos de 2013 a 2019, diciéndole que desocupara la dirección y que se bajara uno de los escritorios al sótano; mostrando la prepotencia de una persona resentida y mareada por subirse a un ladrillo. En febrero del 2020, aun director de Bibliotecas, y en medio de un clima de protestas nacionales por la violencia contra las mujeres, Arriada tuvo otro terrible desacierto en un discurso donde afirmó que las mujeres deben ponerse a leer para emanciparse. Nuevamente la sobreideologización lo lleva al extremo y a mostrar una visión poco apta para ocupar un cargo donde se debe reconocer la diversidad de ideas y visiones del mundo.
Debemos poner atención a estos funcionarios de la educación y la cultura, porque se están convirtiendo en un sello particular de las administraciones de la 4T. Estos personajes sobreideologizados, que parecen promover más un estado totalitario e intolerante a la crítica, así como a la diversidad de ideas, no deben ser protegidos, porque el daño que pueden causar para las próximas generaciones es enorme, porque de estas declaraciones de chistorete a las listas de libros prohibidos y a la pira de estos como se han hecho en todos los estados totalitarios de la historia hay muy pocos pasos, y de esto a las persecuciones ideológicas o las prohibición de libertades la distancia es muy corta.
En Sonora viene un cambio de gobierno importante y suenan algunos nombres para las instituciones de cultura que han manifestado expresiones sobreideologizadas parecidas a las de Marx Arriaga. Esperemos que si estas personas llegan a estos cargos no hagan escenas tan desafortunadas como las del actual director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública. Porque la verdad como tuiteo Villoro: “Leer por placer y ser feliz en un mundo donde existen Marx Arriaga, un acto de disidencia”.