Por Alejandro Hernández Ortiz
En Sonora varios grupos de ciudadanos han ejercido denuncias públicas en torno al agua “potable” y su mala calidad. Por desgracia, gran porcentaje de estas se ha quedado en el olvido. No es algo de extrañar y menos cuando la forma en la que se denuncian algunos de estos casos, es con argumentos mal fundados técnica y legalmente. Eso, la falta de conocimiento sobre el tema y la engorrosa burocracia en este sentido, caen como anillo al dedo a quienes son los responsables del mal servicio o de la contaminación de los cuerpos de agua.
Algunos funcionarios públicos cuando se ven señalados en este tipo de situaciones, recurren a la emisión de informes confusos, “mochos” y hasta manipulados para desacreditar la opinión pública y convencer de que todo se encuentra en orden. En algunos casos, asegurando que tales denuncias se deben a intenciones de golpeteo político o de grilla como comúnmente se le califica. Lamentablemente estos sucesos motivan a la mayoría de las personas, a dejar la lucha hasta llegar a un punto de resignación y conformismo social.
Durante el tiempo que he trabajado en el programa de calidad del agua de la Asociación Sonorense para la Gestión Ambiental, A.C., me he enterado de casos donde empresas mineras han realizado directa o indirectamente, estudios de calidad del agua en atención a demandas sociales. Y que han pretendido convencer sobre un aspecto sanitario o ecologico, como si fuesen estas las autoridades sanitarias o ambientales. Para una persona preparada en esta materia, es ilógico que una empresa con tales características quiera convencer sobre aspectos de calidad del agua. Pero para una persona que no sabe, que nunca ha recibido información sobre el tema, la información engañosa puede resultar una verdad muy convencedora.
En una ocasión la Secretaría de Salud del Estado de Sonora, entregó los resultados de la calidad del agua de un municipio. Pero el documento estaba incompleto, era solo un recorte del documento original. En la imagen se mostraba únicamente la tabla de parámetros y los resultados. Ni siquiera tenía la dirección exacta de donde se tomaron las muestras. Como podría esperarse, la calidad del agua en estos resultados fue casi perfecta. Los comparamos contra los de la Comisión Nacional del Agua, y los resultados fueron abismalmente distintos. En ese caso en particular la CONAGUA apoyó a la comunidad con una medición de la calidad del agua por solicitud de la sociedad civil organizada. En realidad el monitoreo de la calidad del agua para uso y consumo humano es competencia de las autoridades sanitarias, pero la CONAGUA en atención solidaria, logró gestionar el apoyo. Y pasó lo que tenía que pasar. La verdad salió a la luz. El agua tenía una contaminación bacteriológica extremadamente alta. Además ocurría un fenómeno muy singular. El agua que en teoría ya debería haber sido potabilizada, estaba más contaminada que el agua cruda. La contaminación por coliformes totales (bacterias) en el agua saliente de los procesos de desinfección, era 8 mil 471% mayor con respecto al agua entrante. De las tomas domiciliarias de esa comunidad salía agua con lombrices y lodo negro con olor a drenaje. Eso no me lo contaron, yo lo presencié. Pese a esto, la situación siguió igual o hasta peor.
Situaciones como estas suceden con frecuencia en muchos lugares, pero no siempre alguien levanta la mano para protestar y proponer, y mucho menos alguien con conocimientos en la materia. Por ello es importante contar en Sonora con programas que fortalezcan la cultura del agua, su cuidado y su calidad. Conocer sobre esto nos da una mejor perspectiva y mejores argumentos en este sentido. Nos ayuda a prevenir problemas sanitarios y por lo tanto, a mejorar las condiciones de vida de las personas.
Para finalizar, recomiendo a las próximas autoridades sanitarias del Estado de Sonora, en específico, a la Secretaría de Salud y a la Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios (COESPRISSON); promover un manual de calidad del agua, a fin de que la sociedad civil tenga las bases técnicas y jurídicas para coadyuvar en la solución de problemas de esta índole en los municipios. También, que los monitoreos de la calidad del agua se hagan públicos, de manera que cumplan su función de servir para efectos de prevención e investigación en cuestiones de salud humana. Es una esperanza que tenemos en la Asociación Sonorense para la Gestión Ambiental, A.C. Ya lo visualizamos, nomás falta colaborar juntos sociedad y gobierno para que se materialice.
Ingeniero Ambiental Industrial, Presidente de la Asociación Sonorense para la Gestión Ambiental, A.C. y miembro de la Red Hermosillo ¿Cómo vamos?