Hermosillo, Sonora.- ¿Qué es el petricor? Aunque no es una palabra muy utilizada coloquialmente en Sonora, sin duda, es un olor que conocemos muy bien cuando llega la lluvia al desierto. El aroma a tierra mojada simboliza la llegada del agua que da vida después de una temporada prolongada de sequía.
De acuerdo con BBC News, son bacterias, plantas e incluso los rayos en una tormenta los que podrían tener relación con este olor. Fueron dos investigadores australianos -Isabel Bear y RG Thomas- quienes lo bautizaron en la década de 1960, y tiene que ver con la liberación de una molécula: la geosmina, que se produce por el Streptomyces, un grupo de actinobacterias, el género más extenso.
Las gotas de agua que caen al suelo son las que hacen que la geosmina se libere en el aire y, en consecuencia, percibamos el petricor.
Aunque ya hubo algunas lloviznas mínimas en Hermosillo hace días y otras lluvias más significativas en la zona serrana de Sonora durante la semana pasada, los pronósticos indican la llegada de las primeras lluvias importantes para la capital y sus alrededores para estos lunes y martes, después de una prolongada temporada de sequía que inició como moderada y que ha avanzado hasta la categoría excepcional, de acuerdo con los parámetros de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Ignacio Lagarda, cronista municipal de Hermosillo, dijo que en Sonora prácticamente no se conoce o se le da uso a la palabra “petricor”, sin embargo, todo mundo sabe lo que simboliza el olor a tierra mojada por la lluvia, en una temporada que evoca recuerdos y momentos de otros tiempos, además de la evidencia palpable del regreso de la vida a una región azotada por la sequía.
“Nadie conoce esa palabra aquí, pero la lluvia en Sonora tiene un significado existencial muy importante en la vida, creo que el más: el agua significa todo aquí. Este estado se colonizó en función de las corrientes de agua y sus cuencas, todo aquí se define por las cuencas”, explicó el también maestro en Administración de Recursos Hidráulicos.
“Y el olor a tierra mojada o las nubes abotagadas de agua tienen un simbolismo muy marcado, nos cambian el estado de ánimo inmediatamente porque significan vida”, agregó.
Como sonorense, al propio Lagarda le vienen anécdotas personales típicas de alguien originario de la zona desértica de México.
“Hace unos ocho años o seis, no me acuerdo, estaba en un curso en Ciudad de Panamá, en un hotel, en un salón cerrado, con una bola de científicos del tema catastral -que era el que yo trabajaba antes- entonces estábamos todos muy formales en el curso, porque era académico y, de repente, escuché el sonido de la lluvia que pegaba en la ventana y volteé hacia allá”.
Lagarda reaccionó de inmediato, se levantó de su asiento y gritó: “¡Está lloviendo!”, apartó la silla instantáneamente y salió casi corriendo del hotel.
“Me paré en la banqueta para ver llover como típico sonorense”, continuó el cronista, “cuando regresé, todo mundo se me quedó viendo, pues la mayoría eran de países donde llueve mucho y me dijeron ¿qué te pasó? ¿qué tienes? Pues es que está lloviendo, ¿y qué tiene? Me contestaron. Entonces reaccioné y les dije, es que vengo de la zona desértica de Sonora, porque para ellos cuando eres mexicano eres del DF o eres de Guadalajara, y yo vengo del norte, de la resequedad, de la sequía y todo eso y, para mí, la lluvia significa todo. Es vida”.
Luego agregó: “Y ahí les di una plática sobre lo que significaba la lluvia para una persona del desierto. No se me olvida esa anécdota y, en lo personal, desde niño yo viví en un pueblo, mi infancia, imagínate lo que significa. No hay ningún sonorense que no se identifique con el olor a la tierra mojada”.