Antes de profundizar en el tema, es de suma importancia mencionar que la Desertificación es causada por la pérdida de la vegetación y la consecuente erosión del suelo, debido al exceso de pastoreo y manejo deficiente del suelo, así como a la combinación de sequía ocasionada por la reducción de agua por debajo de la cantidad normal para un período de tiempo determinado.
Como ya sabemos, en estos momentos estamos pasando por una fuerte sequía en México y en nuestro Estado; es por ello, la importancia de generar en la sociedad la conciencia del cuidado del agua y de trabajar fuertemente con las empresas, para impulsar en la mismas, plantas de tratamiento para la reutilización del agua, ya que es donde el consumo de agua es mayor.
Otro punto que no se quería ver o bien que pensamos que es algo que no va suceder nunca es el cambio climático, este representa una de las mayores amenazas presentes y futuras a las que el ser humano se enfrenta. Sus consecuencias son innegables y lamentablemente visibles en forma que ya empezamos a vivirlas como son: inundaciones, tormentas, sequías y procesos de desertificación imparables, derretimiento de los polos y perdida de la biodiversidad.
La Desertificación y el Cambio Climático tiene una estrecha relación; ya que, por la falta de lluvias, la baja humedad del suelo y el aumento de la temperatura que propician la desertificación, conlleva a problemas como la degradación y erosión del suelo o los cambios en los usos del mismo, que producen a su vez la liberación de gases de efecto invernadero y que, como consecuencia, se refleja en un aumento mayor de la temperatura.
Según la ONU, al día de hoy la escasez de agua afecta a 2 mil 200 millones de personas. Bajo el actual escenario de cambio climático, se calcula que el 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua, por lo que cerca de la mitad de la población vivirá en áreas afectadas por un alto grado de estrés por déficit hídrico para 2030. Además, como ya lo hemos comentado, la agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La degradación del suelo como causa de los dos factores anteriores, hace que cerca del 20% de los suelos degradados sean tierras de cultivo y entre un 30% y 25% sean pastizales, según datos de la ONU. Tanto la desertificación como la sequía afectan a la producción de cultivos y pastos, ya que la falta de agua no permite que la producción de alimentos sea suficiente y, como consecuencia de ello, las condiciones y productividad del ganado también se ven afectadas. Se produce así una sucesión de debilidades dentro de la cadena alimenticia que pone en riesgo la salud de las personas.
Es por ello, que este próximo 17 de junio que se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, los invitamos a trabajar en conjunto en la restauración de nuestras áreas verdes, así como en la transformación de las tierras degradadas en tierras sanas.
Lic. Pamela Ibarra Dávila
Docente y Presidenta de Cultura Verde Amor por el Planeta A.C