Hermosillo, Sonora.- Su apellido es una especie de coincidencia. A Daniel le parece curioso llevar en el nombre la palabra “Sombra”, cuando su ocupación es dibujar. Su técnica, aprendida por mera intuición, era pasar los dedos o un trozo pequeño de papel sobre los colores para sombrear. “Dibujando los rostros me llamó la atención hacerles mucha sombra, para que resaltará más… ahora uso difuminadores”, cuenta el artista.
José Daniel Arredondo Sombra tiene 20 años, vive en el Ejido Carrillo Marcor, en la Costa de Hermosillo y dibuja prácticamente desde que tiene memoria.
“Yo aprendí solo porque, donde vivo, no hay talleres de dibujo ni internet… desde pequeño, yo experimentaba técnicas”, agrega.
Daniel atiende la entrevista a través de una videollamada por Zoom. Sentado en su cama, muestra unos pliegos grandes de papel a la cámara.
“Tengo este de Frida Kahlo. Tengo unos mariachis también, que hice como improvisados. Y este cuadro también. La técnica que uso más son los lápices de colores Prismacolor en papel marquilla”.
Fue a los cuatro o cinco años cuando Daniel comenzó a dibujar como cualquier niño. En los cuadernos escolares y con las crayolas del kínder, copiaba caricaturas y personajes que veía en la televisión o en videojuegos: los Power Rangers, Gokú, Naruto y Mario Bros.
Ya entre los 12 y los 13 años, se atrevió a dibujar rostros de personas. “Ya lo hacía un poco más realista”, dice el dibujante quien, para sus 15 años, ya había desarrollado un talento y sus maestros de la secundaria fueron los primeros en hacerle encargos.
“No recuerdo muy bien el nombre del maestro, pero miró que dibujaba y me pidió un encargo de una credencial”, contó Daniel, “era él mismo, como aparecía en su foto de la credencial del INE, de ahí hice el dibujo”.
Daniel no se detuvo a partir de entonces. Empezó a dibujar artistas y muchos más retratos por encargo. Pero, a los 18 años, cuando terminó la preparatoria, decidió trabajar en los campos agrícolas cercanos. Quería aportar económicamente a su familia -compuesta por sus papás y tres hermanos menores- además de ahorrar dinero para comprarse materiales de dibujo.
Así pasaron dos años, pizcando calabaza, sandía, uva, melón y nuez, con todo y pandemia, hasta el inicio de 2021, cuando Daniel dejó de ser jornalero para meterse de lleno al arte.
“He trabajado en el campo como jornalero, tiene como dos años que empecé a trabajar”, explicó, “ahorita ya no, porque siempre me han caído dibujos, encargos, y ahora trabajo más en el dibujo”.
A Daniel le gusta mucho la música. Cuando no está dibujando o saliendo con sus amigos, compone o escucha canciones que lo inspiran.
“Toco la guitarra, me gusta componer y experimentar con la música”, cuenta, “escucho rock alternativo, regional mexicano… me gustan bandas de antes, como Linkin Park, Avenged Sevenfold, los Red Hot Chili Peppers o Blink 182. También sigo a Ariel Camacho, Virlán García o Carín León”.
Y también los ha dibujado: “Hace poco dibujé a Ángela Aguilar y sí miró el dibujo, lo compartió mucha gente y ella lo puso de estado (en Instagram) y me dio gusto porque me nació dibujarla. Siempre me ha gustado su música. También dibujé a Ariel Camacho, un músico de aquí que me inspira mucho. He dibujado a varios artistas de antes y de ahora, porque me inspiro en la música para dibujar, escucho de todo”.
Daniel es completamente autodidacta, insiste. Nunca tuvo siquiera un curso o pequeño taller, aunque siempre lo deseó. Aprendió observando imágenes e imitándolas una y otra vez hasta lograr capturar los detalles.
“Así aprendí a poner más contrastes a los dibujos; aprendí solo, a como pude y como Dios me dio a entender… más o menos”, bromea y sonríe.
“Dibujo solo, en mi cuarto, me inspiro más en las tardes o en la mañana, cuando estoy solo es cuando me nacen más las ideas. Desde pequeño, siempre me interesaba aprender más en un taller o algo, pero no había”, agregó.
Por eso ahora sueña con llegar a la universidad. Daniel quiere intentarlo en el próximo proceso de admisión disponible y lograr un espacio en la licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Sonora.
“Hasta ahorita no he entrado por los recursos, porque, cuando salí de la prepa, me puse a trabajar y empecé con los dibujos. Ahora me interesó hacer más dibujos y estudiar algo, como artes plásticas. Quiero aprender nuevas técnicas, con otros materiales y mejorar en la pintura y en el dibujo”.
Luego, al preguntarle sobre una recomendación para algún joven interesado en el arte y que tuviera inseguridades o dificultad para iniciar, afirmó: “Yo digo que sí se puede, que no se detenga por nada, ni por una dificultad y que no tenga límite en aprender, siempre hay muchas cosas por aprender. Seguir practicando, dedicarle tiempo, más que nada. Invertirle más tiempo y tener metas también”.
Las obras de Daniel, dependiendo de su tamaño, tienen un valor de entre 500 y 700 pesos si es en formato carta y, las más grandes, rondan entre los 2 y 3 mil pesos. Para hacer un encargo personalizado, puedes escribirle vía WhatsApp al (662) 474 8770.
También expondrá sus obras próximamente en Hermosillo y Ures, por eso invitó a seguirlo en Facebook como Daniel Sombra Art y en Instagram como @danielsombra_art.