A finales de los años noventa, Miguel Moguel conoció por primera vez a una persona con VIH quien estaba en fase terminal. Recuerda que un roomie lo llevó a vivir al departamento que compartían, pues el joven se había quedado sin hogar.
“Me acuerdo un montón la primera vez que lo conocí, la discusión que hubo en la casa sobre que llegara a vivir con nosotros… era un tiempo en el que no teníamos nada de información”, comparte.
El recuerdo de él y el de muchos amigos que han muerto o que viven con VIH es lo que lo llevó a inscribirse como voluntario en el ensayo clínico Mosaico, la primera vacuna contra VIH que llega a Fase 3 y que está siendo probada en la Ciudad de México a un grupo de 150 voluntarios.
“Todas esas historias pasaron en ese momento y se me hizo muy bonito, como una parte bonita de poder aportar a algo que ha sido importante para mi y que es importante para la vida de la gente que he querido y que está a mi alrededor”, compartió Miguel.
Horas después de haber salido de su cita médica en Clínica Condesa Iztapalapa, explicó que serán 14 visitas médicas en las que se le aplicarán -de acuerdo con lo que le informaron- cuatro vacunas iguales y dos con una variante.
“Yo sí tengo interés por la vacuna porque además es un tema que me importa y del que he sido activista. Yo cada seis meses me hago la prueba (del VIH) y lo publico para que mis amigos se hagan la prueba (…) me parece súper relevante porque es una cosa que mata cuando la gente no tiene información”, aseguró.
El ensayo clínico de la vacuna Mosaico se lleva a cabo en la Clínica Condesa de Iztapalapa y tendrá una duración de dos años y medio.
“Esto es súper esperanzador porque en 40 años que llevamos de epidemia de VIH ningún candidato a vacuna había llegado a Fase 3 de investigación clínica, entonces esto necesariamente quiere decir que en las fases previas ya se probó la seguridad (…) En la Fase 3 lo que la distingue es que se hace a muy grande escala, esto es miles de participantes, ya no son decenas o cientos y la otra característica es que ya se prueba finalmente la eficacia en el grupo de interés al que va dirigido”, explicó la doctora María Eugenia Zghaib, subinvestigadora y coordinadora médica del estudio Mosaico en Ciudad de México.
Durante una charla ofrecida a interesados en formar parte del ensayo clínico, la experta explicó que el ensayo Mosaico está dirigido específicamente a hombres que tienen sexo con hombres y personas trans que tienen sexo con hombres y/o con personas trans.
El estudio de la vacuna Mosaico se lleva a cabo en 57 centros de investigación en ocho países del mundo: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Perú, Polonia, España, Italia y México (en Ciudad de México, Guadalajara y Mérida), y en total la muestra será de 3 mil 800 participantes.
El ensayo Mosaico es comandado por el doctor Juan Sierra y es una colaboración entre el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y la Clínica Condesa. También esta es la primera vez que la Red de Investigación en Vacunas contra el VIH (HVTN), que pertenece a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), invita a participar a investigadores en México.
De acuerdo con Zghaib, al momento ya se han inscrito la mitad de los 150 voluntarios que se requieren para todo el estudio en la Ciudad de México.
“Fase 3 es la última fase de la investigación clínica en la que, si los resultados que se obtienen son los esperados, pues después de eso ya puede salir a comercializarse un medicamento o en este caso una vacuna. Sí, es la última fase de investigación clínica, pero es importante aclarar que hoy en día todavía es experimental”, subrayó la doctora.
Será para el 2024 cuando se tengan los resultados de todo el ensayo.
En entrevista con Animal Político, Jorge Saavedra, director fundador de la Clínica Condesa, celebró que la Ciudad de México participe en este ensayo médico, aunque pidió tomarlo con cautela y esperar los resultados.
“Es la primera vez que una vacuna de VIH llega a Fase 3 y eso causa cierto optimismo, además se va a probar en varios países, no solo en México, así que la gente no puede decir que nos están agarrando de conejillo de indias”, expuso Saavedra.
Que la Clínica Condesa se posicione como un centro de excelencia e investigación clínica, dijo, debe ser reconocido porque desde su apertura en el 2000 se concibió como una clínica comunitaria -no un hospital de primer nivel- que trata día a día pacientes de la comunidad.
Tan solo en 2020, la Clínica Condesa y la Clínica Condesa Iztapalapa atendieron a 18 mil 287 pacientes, un incremento del 15.9% con respecto a personas atendidas en 2019.