El primer ministro de Haití, Joseph Jouthe, presentó su dimisión este miércoles en plena crisis política y de seguridad en la que está sumergido el país caribeño.
Su dimisión tiene lugar en medio de otro grave escándalo nacional e internacional tras el secuestro el pasado fin de semana de 12 monjas y sacerdotes, entre ellos dos franceses.
A este secuestro colectivo, la Iglesia católica respondió indignada con un llamado a huelga para el próximo jueves en sus instituciones, incluidas escuelas y universidades.
“Los bandidos que actúan tranquilamente parecen tener más poder que el Estado y la Policía”, lamentaron los líderes religiosos, señalando que “ni los niños se salvan” de los secuestros.
“Los poderes públicos que no hacen nada para resolver esta crisis no son inmunes a la sospecha. Denunciamos la complacencia y la complicidad vengan de donde vengan”, dijo la Iglesia en un comunicado.
Jouthe, que asumió el cargo en marzo de 2020, anunció su renuncia en un mensaje difundido de madrugada a través de Twitter, pero no especificó el motivo del cese.
El presidente del país, Jovenel Moise, aceptó la dimisión por la misma vía e informó de que el actual ministro de Exteriores, Claude Joseph, será el nuevo jefe del Gobierno.
“La dimisión del Gobierno, que he aceptado, permitirá abordar el flagrante problema de la inseguridad y proseguir las conversaciones para alcanzar el consenso necesario para la estabilidad política e institucional de nuestro país”, escribió Moise en Twitter.
Se trata del sexto primer ministro que nombra en cuatro años al frente del país.
¿Quién es Claude Joseph?
El ministro de Asuntos Exteriores y Cultos, Claude Joseph, será el nuevo hombre fuerte del Gobierno con el objetivo de frenar la ola de secuestros y la delincuencia urbana como primera prioridad, confirmó en Twitter el presidente Moïse.
El dimitido Joseph Jouthe era también el encargado de la presidencia de la Policía pero apenas estuvo un año en el cargo. Había sido nombrado en marzo de 2020 pero ni siquiera fue ratificado por el legislativo, como ordena la Constitución, ya que el parlamento está clausurado desde enero de 2020, al no haberse celebrado las elecciones previstas para 2019.
Durante su tiempo en el puesto y a pesar de las promesas de Moïse fue incapaz de frenar la inseguridad, los robos y la violencia de las bandas organizadas que actúan con impunidad principalmente en la capital Puerto Príncipe.
Al problema de seguridad que aterra a la población y ha disparado el número de secuestros, se suma el escenario de grave crisis política en la que debe afrontarse la lucha contra la delincuencia ya que la oposición no reconoce la legitimidad del presidente Moïse y se niega a participar en la redacción de la nueva Constitución que impulsa el mandatario.
La inestabilidad política viene de lejos. En febrero, Moïse denunció un intento de golpe de Estado en su contra y confirmó su intención de continuar como presidente hasta febrero de 2022, cuando él considera que vence su periodo.
El origen de la confusión sobre la duración del mandato de Moïse está en las elecciones de 2017. Un año antes, Michel Martelly finalizó su gestión, pero los caóticos comicios obligaron a nombrar un presidente provisional durante un año hasta que Moïse asumió el cargo. La oposición contabiliza ese año como parte de la gestión del actual presidente haitiano.
No queda claro si la salida del primer ministro fue una dimisión o un cese. Joseph había tenido ruidosos enfrentamientos con un asesor cercano al mandatario, Rénald Lubérice, que fueron ventilados en las redes sociales y radios locales. Cuando en otras ocasiones Lubérice ha criticado al primer ministro, estos han perdido el pulso con el poderoso asesor presidencial.
Hasta el momento, el apoyo más importante con el que cuenta Moïse proviene de la comunidad internacional, principalmente de Estados Unidos.
Después de una gestión cercana a Donald Trump, el mandatario de 52 años, hijo de un comerciante y una costurera de origen humilde, ha logrado el respaldo de la nueva Administración de Joe Biden cuyo equipo defendió que su gestión se prolongara hasta 2022. Sin embargo, también desde el exterior la diáspora haitiana, principalmente en Florida, presiona para forzar su salida del poder.
Los tímidos gestos de Moïse hacia la oposición tampoco han encontrado eco y las conversaciones para desbloquear la situación política no avanzan.
Fuentes: El País/elperiodico.com