Por Germán de la Rosa
Una de las principales necesidades a raíz de la llegada del covid-19 a Sonora fueron el personal de salud, quienes dejaron todo para iniciar una lucha en la primera línea de batalla con la firme intención de salvar vidas
La historia de Jazhel Gastelum, una enfermera de Hermosillo, buscó la manera de colocarse en uno de los hospitales que buscaba trabajadores. La oportunidad surgió en Nogales.
“Yo vivía en casa de mi mamá, con mis hijos. Mis hijos se quedaron al cuidado de ella. La decisión teníamos que tomarla de inmediato, era acepto o no acepto. Mi mamá me dijo “Ve”. Fueron tres meses antes de volver a ver a mis hijos”.
“Informales a mis hijos que me iba a ir y quién sabe cuando iba a regresar no es nada fácil. Yo dije: ‘Me voy y en 15 días vuelvo a visitarlos’, esa fue mi mentalidad, decir: ‘Me voy, regreso y los veo’. Sí es difícil, mis hijos se quedaron llorando, cuesta, me fui casi en la madrugada porque nosotros teníamos que presentarnos temprano”, narró la mujer de 28 años.
Jazhel Guadalupe dejó a sus dos pequeños de seis y ocho años a cargo de su mamá y de sus tíos, con el temor y el suspenso de estar lejos, trabajando en un nosocomio donde era necesaria su presencia.
“Mi mamá se contagió. Salí del hospital, me dice que está con todos los síntomas, en el médico le dicen que es sospechosa de covid. Saliendo del trabajo, así como andaba, me fui a Hermosillo. Fue un viaje de ida y vuelta, la revisé, vi que medicamentos tenía, dejé todo listo por si necesitaban una hospitalización, dejé órdenes para que a mi mamá se la llevaran a Nogales conmigo”, contó la enfermera.
Gastelum Abril vivió momentos muy complicados dentro de la clínica, al ver a la gente enfermar de gravedad y, en el peor de los casos, ser testigo de como muchos perdían la vida.
“Cuando perdí un paciente, no fue el primer paciente que perdí, pero fue una paciente que me dolió. Había platicado toda la noche con ella y en la mañana se complicó, cayó en paro, intentamos reanimarla y no pudimos.
Me sentía culpable porque pensaba que no había hecho bien mi trabajo. La verdad es que salí de mi turno seria, en cuanto entré a mi casa me derrumbé, le hablé a mi mamá y me derrumbé”, externó.
Por otra parte, la trabajadora de la salud expresó que es complicado ver los múltiples fallecimientos en cuestión de horas, pero es gratificante ver cuando alguien es dado de alta.
“Es un trabajo en equipo el que salga un solo paciente. Es un trabajo de muchas personas que, al menos en esa parte, sí se ve. Da mucho gusto cuando un paciente logra salir”, señaló.
Con la llegada de las vacunas y el cambio del semáforo epidemiológico a verde, Jazhiel espera que disminuyan atenciones hospitalarias; sin embargo, con la semana santa cree que llegará un tercer incremento de casos.
“Estamos a la espera de una tercera ola, que cada ola es diferente. En la primera los pacientes tardaban mucho antes de fallecer, en la segunda no. En la primera no vimos muchos jóvenes morir, en la segunda sí”, argumentó.
No obstante, ella seguirá brindando sus servicios en la ciudad fronteriza, confiando en que, aunque esté lejos de su familia, su labor le ayudará para sacarlos adelante y crecer como profesional.
“Tanto a mi mamá, como a mis hijos, mis tíos, no me queda más que agradecerles por la paciencia que han tenido. Disculparme porque no he estado yendo como debería, he estado ausente en algunas situaciones familiares que ha habido. No tengo palabras para describir lo agradecida que estoy”, mencionó.