En pleno proceso electoral, cuando las emociones empiezan a brotar por tal o cual candidato, a algún puesto de elección popular, escucho diferentes voces que se dicen calificadas en el análisis político opinar sobre diferentes temas de interés a través de una modalidad llamada “Mesa de Análisis”.
Aclaro no es de mi interés polemizar sobre el accionar de los partidos políticos, sino más bien compartir con los muchos o pocos lectores que leen mis participaciones, sobre el fondo del quehacer político, no nada más como un ejercicio analítico sino más bien ofrecer elementos que ayuden a la discusión de nuestra realidad como ciudadanos en el marco del proceso electoral.
Primeramente, tengo que aclarar y muy bien; que los que están leyendo esta colaboración, son ciudadanos que pertenecen a un segmento de conocimiento político más o menos serio y respetable, con esto pretendo decir que son personas que van más allá del nivel de simpatizantes, en el entendido que el análisis político bien se pudiera comparar a aquellas famosas casas de los espejos que eran parte de aquellas ferias que se instalaban en ciudades, como atractivo recreativo para las familias.
De acuerdo a mi visión y experiencia en estos temas de análisis de la política de los tres niveles de gobierno y sus actores representativos, el análisis político lo divido en dos:
Nivel de superficie manifiesta, y nivel de profundidad oscuro
En el primero ubico a aquellos analistas que en sus participaciones se observa una preocupación por explicar la realidad común, aquella de las que todos compartimos donde el principal objetivo es tratar de interpretar los problemas que atañen a la ciudadanía en general y al gobierno en lo particular, es decir vestir los problemas comunes con un tinte de intelectualidad (a veces ni eso) el cual proporciona espacios entretenidos para la audiencia, ya que el contenido del mensaje muestra parcialidad en su análisis e induccionalidad hacia el receptor. Como ejemplo sería algo así como esforzarse en mostrar que la inconformidad o desencanto del ciudadano es producto de la falta de cumplimiento de la ley y sus respectivos reglamentos, lo cual es parcialmente correcto, pero que a la vista de un ojo entrenado lo calificas como un burócrata de la política, los cuales abundan, donde el proceso electoral es la máxima carpa para difundir este tipo de análisis.
Pongamos un ejemplo, tomemos el caso del problema del Agua en Hermosillo, los análisis que escucho son de carácter técnico lo cual comparto plenamente, pero también tiene un fuerte olor a control de mafias incrustadas durante muchísimos años en la operación de dicha estructura tan delicada y sentida por la ciudadanía, y eso no se toca en los análisis de opinión, cuando mucho dos o tres insinuaciones pero no abordan la problemática del agua de manera integral y profunda dicho de otra manera mostrar los verdaderos intereses que se juegan, lo cual observo de manera frecuente en los medios y en las redes.
El nivel de profundidad oscuro
Este nivel como se desprende lógicamente por su título (arbitrario, me hago responsable) trato de explicar que detrás de los problemas que sufre la ciudadanía la respuesta la obtiene a través de superficialidades (Nivel de superficie evidente) como lo menciono anteriormente, es decir para consumo básico.
Lo que pretendo en este segundo nivel consiste en la necesidad de llevar a cabo un análisis del fenómeno desde una perspectiva distinta, donde el analista abre la gran puerta de hierro fundido con maderas extraordinarias para descubrir y dar paso a la verdadera fuente de poder que impacta la molestia ciudadana.
Este planteamiento que expongo está inspirado como en las palabras del Dr. Jalife de mi querida UNAM el cual afirma “si quieres entender y explicar la realidad en que vivimos necesariamente tienes que investigar quién o qué intereses están detrás del funcionamiento de la política y la estructura gubernamental, ejemplo:
El caso de los partidos políticos, (que por cierto nadie cree en ellos), para entender su funcionamiento, primero tienes que poner nombre y apellido del verdaderos “dueño”, es decir reconocer que el nombre de los partidos políticos, dígase PAN, PRI PRD VERDE etc. es un invento surgido de la mercadotecnia para distraer “bobos”, por lo tanto, es necesario que comprendas que por ejemplo el Partido Verde es un producto del Señor Jorge Gonzales Torres y asociados donde los verdaderos intereses son más bien de carácter económico a través de la venta filosófica del ecologismo y el medio ambiente como pensamiento central, el cual han sabido vender en los diferentes procesos electorales.
Mi propuesta para entender los verdaderos intereses de fondo al Partido Verde, comienza por seguir la trayectoria y nexos de su fundador.
Ahora bien ¿Qué mueve y representa el Sr. Gonzales Torres?
Representa a los intereses de la su familia nuclear entre los cuales se identifica a su hermano Sr. Víctor González Torres mejor conocido como el Dr. Simi el cual gracias al partido ha surtido de medicamentos a todo el sector salud del gobierno federal, estamos hablando de miles de millones, no es cualquier cosa.
El origen de una de las fortunas de la Familia González Torres tuvo su génesis en los laboratorios Best fundado en 1965.
Ahora desde el punto de vista de la venta ideológica el señor González Torres su hermano Enrique padre jesuita ex rector de la universidad Iberoamericana cuya filosofía es “No somos seres humanos que pasan por una experiencia espiritual, somos seres espirituales que pasan por una experiencia humana”, lo cual comparto con sus asegunes; lo importante es que, con esta filosofía, mezclada con ecologismo, surge un buen producto ideológico, para darle sustento al partido verde y así participar en el juego electoral cada tres años, con sus respectivos beneficios.
Aclaro en esta ocasión puse como ejemplo al Partido Verde, el cual es una muestra del modelo de negocio en el marco de las debilidades del sistema político mexicano.
Finalmente, la intensión de la presente colaboración no va más allá que aportar un granito educativo para el análisis político, lo que nos permitirá (espero) superar el límite conceptual argumentativo de los llamados poderes fácticos.
Por Psicólogo Doctor Sergio Oliver Burruel
Universidad de Sonora
Presidente de la Asociación Sonorense de Psicología Aplicada (ASPA).