He conversado con amigas que me aseguran no querer embarazarse porque no las considerarían para un puesto político. A la vez que he distinguido cómo las mejores oportunidades laborales justo se dan en esa etapa reproductiva, en la que las y los doctores nos aconsejan embarazarnos.
Existe entonces, esta encrucijada de tener que escoger entre lo uno o lo otro, entre trabajar arduamente por un desarrollo profesional o ser mamá. Y en realidad esto no debiera ser así, no tendríamos por qué seguirnos sacrificando, renunciando a nuestros derechos, pero este país como muchos otros del mundo, no están hechos para que las mujeres que somos madres, trabajemos, y además, tengamos éxito, simplemente.
Por ello, necesitamos modificar los roles de género, que vale la pena decir: no son estáticos, es válido cambiarlos y ajustarlos a nuestros tiempos. Porque simplemente no se puede transitar a un estado de igualdad, en el cual, las mujeres que se preparan académicamente y desean trabajar, deben asumir paralela y obligadamente, un sin fin de responsabilidades más, como las tareas domésticas y la crianza de los hijos e hijas, solas.
No se puede hablar de igualdad, cuando las licencias por maternidad son de apenas tres meses (y en algunos casos) y por supuesto, no contemplan a los varones. Empresas como Netflix, por ejemplo, han marcado la pauta en este tema y conceden un año de licencia por maternidad y paternidad, por increíble que parezca. Incluso, países de América Latina como Chile tienen licencias por maternidad de seis meses.
Por tanto, no es que sea algo imposible, el ir adecuando, el ir propiciando que existan las condiciones necesarias para hacer viable este asunto de la igualdad de género; es más bien un tema de voluntad política, primeramente. La flexibilidad de horarios en los trabajos, en las escuelas, es otro aspecto muy relevante, como también, el hecho de que los hombres empaticen y dejen de cargarle la mano a las mujeres, abusando de esa posición privilegiada que la historia les ha permitido y esto yo lo pondría sobre la mesa como algo determinante.
He visto a mujeres triunfar en política (sin hijos o hijas) pero también he visto acumular éxitos profesionales a mujeres casadas, con varios hijos e hijas. El común denominador, curiosamente, es que todas ellas cuentan con una cadena de otras mujeres que las apoyan, y además, parejas que no obstaculizan su desarrollo profesional. Sin embargo, no podemos sortear la igualdad, esperando que las mismas mujeres, entre ellas, sean quienes lo resuelvan.
Esto es un asunto público, existe una responsabilidad nacional e internacional que tiene el estado mexicano, son derechos de nosotras las mujeres, que invariablemente deben materializarse, para que los podamos vivir, y más vale que sea más temprano que tarde, porque ningún sentido tienen los derechos en la Constitución y en célebres tratados internacionales, si no se emprende un esfuerzo genuino por hacerlos realidad de forma progresiva y sin regresiones. Los derechos de las mujeres, son derechos humanos y esto debe quedarnos muy claro. Ergo, es deber constitucional el respetarlos, protegerlos, promoverlos y garantizarlos.
Sin duda, estoy segura que los malabares que en esta era algunas hacemos con apoyo de otras mujeres para salir a trabajar, significan más allá de satisfacciones individuales, la decisión unánime y universal de las mujeres a dejar de ser vistas y consideradas como objetos y seres inferiores; salir a trabajar en estos tiempos equivale a la firme decisión de las mujeres de abrir brecha, de abrirnos camino y acabar de una vez por todas con la misoginia, la discriminación, el patriarcado, los estereotipos y la desigualdad, sobre todo y sin duda todos nuestros esfuerzos deben beneficiar a otras generaciones de mujeres más jóvenes, a las niñas, a las adolescentes.
La autora es especialista en Derechos Humanos y Democracia, Niñez y Política Pública. Es egresada de la FLACSO México. Tiene estudios en la Universidad Iberoamericana, en la Universidad de Chile y en la Universidad FASTA, Argentina. Cuenta con amplia experiencia en migración infantil, ha sido docente de Derechos Humanos en el ámbito de la Seguridad Pública. Actualmente se encuentra becada por ONU Mujeres para estudiar la gestión social y política en tiempos de crisis.
Correo electrónico: clmunguiag@gmail.com FB Carmen Lucía Munguía