Quien haya pedido una pizza al restaurante “Rafaelos” en los últimos diez años seguramente ha notado la motocicleta del repartidor Martín Humberto Matuz Domínguez: está adaptada para transportar -además de la comida- un par de muletas.
El “sidecar” ha sido parte de todas las motos que Martín ha tenido desde el 2006, año en que ocurrió el accidente donde perdió la pierna:
“Fue en la Nuevo Hermosillo en el bulevar Xólotl y Horizonte, el señor se pasó el alto y me impactó”.
Tras durar un mes internado en el hospital y ocho meses en recuperación Martín se dio cuenta que la discapacidad no era motivo para abandonar su pasión por las motocicletas, y buscó la manera.
“Empecé a andar en moto desde los diez años y a trabajar desde los quince, siempre como repartidor en empresas de comida como “Big Torta”, “Rin Rin Pizza”, “Dominos” y ahorita ya tengo diez años en Rafaelos”, comentó Martín.
Le ayudaron a a adaptar la motocicleta con un compartimiento para las muletas y seguir haciendo lo que más le gusta. “Hay que echarle ganas a la vida, puro pa’ delante”, dijo.
En moto, en el trabajo y en su tiempo libre
Además de trabajar todo el día a bordo de su motocicleta, Martín es miembro de la agrupación Club Calaveras, en donde comparte su pasión con más de 50 personas a bordo de una Kawasaki Police 1000.
“En la moto hago lo que quiero y lo que me gusta, sí te cambia la vida pero te tienes que adaptar y a darle”, comentó Martín.
Como pasa la mayor parte del tiempo en la calle, seguido la gente se acerca a observar su motocicleta, hacerle preguntas y felicitarlo por no detenerse ante el reto que pueda significar una discapacidad física.
“Me dicen que le eche ganas, me felicitan y así, no hay más que darle para adelante”, aseguró Matuz Domínguez.
El también padre de tres hijos detalló que ser repartidor en motocicleta es un trabajo que no para, especialmente durante los fines de semana en la sucursal Bugambilias de “Rafaelos Pizza”.
Martín, quien empezó a subirse a las motos a los diez años a bordo de una carabela 70, después una 100, luego una 125 y actualmente una 1000, aconsejó que siempre hay que ir para adelante, pues aunque la vida traiga adversidades hay que adaptarse.