Por Natalia Muñoz Ojeda/estudiante de Comunicación y Medios Digitales en Universidad del Valle de México
Entre las clases virtuales, el encierro obligado, la pérdida de series queridos y suspensión de actividades presenciales en general, jóvenes estudiantes recurren a la terapia para encontrar estabilidad emocional.
De acuerdo con la psicóloga Érika Rodríguez, hace un mes después del confinamiento cuando comenzaron a tener un aumento de pacientes.
“En mayo fue cuando empezaron a llegar muchos pacientes y sus padres por intento de suicidio o por amenazas de hacerse daño a ellos mismos”, explicó la terapeuta, quien recalcó que las sesiones han sido por videollamada.
La psicóloga aseguró que si bien son casos alarmantes, ya en terapia encontraron que no son ganas reales de quitarse la vida, sino de escapar de la situación actual.
“He recibido llamadas de ayuda por parte de muchos familiares de mis pacientes porque llegan al punto de perderse por completo, se crea ese sentimiento de desesperación, de no poder controlar las emociones y ahí es cuando ya se toman decisiones más fuertes en donde uno tiene que intervenir,” afirmó Érika Rodríguez.
Rutina, bajones mentales y aprendizaje
Quedarse en casa cambió las dinámicas de vida de los jóvenes y afecta el estado de ánimo, pues estaban acostumbrados a ir a la escuela y atender otras actividades presenciales.
“Todo el tiempo me aburro, se me acaban las ideas de cosas que puedo hacer durante el día, me siento exhausta y cansada de que nunca haya nada nuevo en mi vida, siempre es la misma rutina, me harta que siempre estoy con las mismas personas y no se puede disfrutar bien”, comentó Belén Ortega de 14 años de edad.
La estudiante de segundo de secundaria dijo que sí ha notado un “bajón en su salud mental” y le cuesta trabajo encontrar maneras de motivarse para seguir adelante.
Sin embargo también reconoce el lado positivo pues está consciente que este año aprendió cosas que nunca se imaginó dominar.
“He aprendido cosas que nunca imaginé que iba a saber, valorar las cosas, que tan afortunada soy porque tengo un hogar que nos mantiene, comida, una buena vida, la escuela y mi educación, tengo familia saludable y no estoy enferma”, argumentó la adolescente.
Darse de baja por falta de concentración
Para estudiantes universitarios como Victor López -que este semestre se dio de baja de temporalmente de la carrera de Arquitectura- la dinámica virtual resultó agotadora por varios motivos.
Por ejemplo, el estar en casa fomenta distracciones que normalmente no existían a la hora de tomar una clase presencial, por lo que es complicado concentrarse.
“Mi carrera era muy práctica y el hecho de que fuera en línea hacia que yo perdiera la pasión y el amor que le tengo. […] ha cambiado drásticamente tanto mi salud física como mental y mis planes a futuro. Me he enfermado mucho, no he comido bien, me hace falta la luz del sol, casi no he podido ir al doctor por lo mismo y eso ha afectado mi estabilidad y salud”, reflexionó el joven.
Se sentirán mejor consigo mismos en un futuro
El lado positivo de la situación actual, explica la psicóloga Érika Rodríguez, es que los jóvenes ahora tienen tiempo para desarrollar habilidades que antes no podían.
“Han descubierto nuevos hobbies o se han enfocado para mejorar. Gracias a que tenemos internet y redes sociales, se puede uno mantener en contacto con sus seres queridos. Igual como casi no se sale, aprovechan para trabajar en sus cosas y una vez que esto termine se sentirán mejor consigo mismos”, comentó la terapeuta.