Columna Desde la Polis
El mensaje electoral del 2018 abrevó de un sentimiento central: el gran descontento por lo que habían (des)hecho los gobiernos emanados del PRI y del PAN en lo federal y en lo proyectopuente_dev. Esta indignación generalizada encontró en AMLO una ruta de desahogo donde se expresó un profundo repudio a los dos partidos políticos más antiguos de México. Como lo señalé entonces, dichas opciones políticas estaban perdidas… pues por más maquillaje que se untaran, su fealdad (producto de su negligencia, su corrupción y su abandono a las más sentidas causas sociales) no podía ocultarse. Ese episodio en la democracia mexicana fue similar a los que acontecen en el resto del planeta: cuando una clase política se estanca, se olvida de la ciudadanía y su principal interés es convertirse en un cártel en el poder, tarde que temprano la gente se hartará y reaccionará… sea por las urnas o por las armas.
En dicho proceso, múltiples voces indicamos que la opción del PRI y del PAN (del PRD ni hablo pues es una triste vacilada que pinta de cuerpo completo lo pervertido que es el jueguito grillesco mexicano) estaba condenada por algo que millones de mexicanos ya percibíamos: ambos partidos se convirtieron en lo mismo. Los más despistados creían que llamarles “PRIAN” era una artimaña electorera de AMLO y en su ingenuidad (desconocimiento) votaron por una u otra opción, creyendo que eran distintas. Hoy, la alianza sonorense entre PRI, PAN y el cascajo del PRD me recuerda a la novela escrita hace doscientos años, por Mary Shelley.
En esa historia, el “Doctor Frankenstein” -creyéndose Dios- crea un monstruo abominable, con pegostes de partes biológicas de entes distintos… en un retorcido ejercicio de ciencia y alquimia. Del mismo modo, este morboso escenario donde quienes fingían ser distintos, ahora irán de la mano, bien podría ser autoría del “Doctor de Villa Juárez”.
Van un par de elementos más. Primero, en el 2015 la única figura del panismo que garantizaba impunidad total a todo el padrecismo era justamente el delfín que el entonces gobernador eligió para competir por el PAN. Triunfó el PRI bajo la proclama justiciera e irónicamente resultaron también garantes de la impunidad a quienes los antecedieron… puesto que en el mundo de la realidad, nada se hizo contra los protagonistas del indigno sexenio panista. Le recuerdo a mis lectores que la prisión para Padrés obedeció a un proceso de autoridades federales, pues las sonorenses permanecieron en inacción absoluta. Segundo, en ese mismo 2015, los liderazgos informales (comandados por Beltrones) que controlan al PRI, enviaron a Claudia Pavlovich como la candidata, descarrilando las pretensiones de Ernesto Gándara, aprovechándose de su ingenuidad en el proceso interno y calculando -con éxito- que no tendría el carácter para rebelarse ante esa flagrante e injusta imposición. Hoy, todos esos actores políticos y económicos se quitan la máscara, pierden su autoestima para abrazarse y oficialmente decirle a la ciudadanía sonorense que en efecto, son lo mismo. Ya habrá mucho tiempo y espacio para hablar más de este tema, pero por lo pronto se avizoran en el horizonte larguísimas horas de tragicomedia política, donde este ente frankensteiniano, con una pierna de chivo, otra de guajolote, piel de borrego y espíritu porcino querrá convencernos de que es una top model, en su afán por seguir teniendo acceso al dinero público… ese es el objetivo final.
Suma ingenuidad e ignorancia demostrarán quienes piensen que los astros le favorecen -sólo porque sí- a Morena. No son pocos los cuadros morenistas que en Sonora mostraron incapacidad e inoperancia a partir del 2018. Si se quiere triunfar con legitimidad y tener rumbo en el gobierno, deben incluirse personas presentables, preparadas y vigorosas que conecten con una ciudadanía que francamente se ha comenzado a decepcionar de todas las opciones políticas. Es cierto, todas las encuestas dan un amplio margen de ventaja a Durazo, pero si se confía en las mentalidades formadas en las viejas (y muy superadas) escuelas de la grilla tradicional… se pueden complicar las cosas. Me informan que el oriundo de Bavispe comprende con suma claridad esto último y retorna a Sonora decidido a evitar los errores del pasado, que tanto han costado.
Mr. Trump: you are fired!
A Bismarck se le atribuye haber dicho que “hay una Providencia que protege a los idiotas, a los borrachos, a los niños y a los Estados Unidos de América”. Con el resultado electoral, parece que el estadista alemán tuvo razón. Un dato para mis lectores: el famoso senador por Arizona -John McCain- pidió explícitamente que el presidente Trump ni se parara en su funeral. Hoy, el fantasma de McCain se carcajea desde el más allá al ver cómo su estado (históricamente fiel republicano) ahora votó por un demócrata y en contra de quien representa la vulgaridad, la ignorancia, el racismo, el fanatismo y la mentira barata. Ahora… a congraciarse con Biden.