Los comicios locales del 18 de octubre serán un buen laboratorio para la vigencia de la democracia electoral aún en pandemia, y un termómetro para medir el ambiente político de cara al 2021.
En plena emergencia sanitaria, los ciudadanos de Coahuila e Hidalgo irán a elecciones el próximo domingo 18 de octubre, para elegir diputados locales y ayuntamientos.
Serán las primeras elecciones de la era COVID-19, con ambas entidades en semáforo naranja, o que obliga a las autoridades electorales a extremar precauciones y reforzar las medidas de sana distancia en las casillas.
Estos comicios estaban programados originalmente para el 7 de junio de 2020, pero desde el 1 de abril –al inicio de la pandemia– fueron pospuestos ante la imposibilidad de que las autoridades lectorales pudieran llevar a cabo la capacitación de ciudadanos para integrar las casillas y de que partidos y candidatos pudieran realizar campaña.
En julio, el INE acordó realizar las elecciones el domingo 18 de octubre, con lo que se reactivaron los procesos para hacer posible la jornada electoral.
Ese día, se instalarán 3 mil 803 casillas en Coahuila, con más de 26 mil 700 funcionarios de mesa directiva, y 3mil 832 casillas en Hidalgo, con 27 mil 118 funcionarios.
La lista nominal de electores es de 2 millones 227 mil personas en Coahuila, y de 2 millones 192 mil en Hidalgo.
En Coahuila, se han confirmado 29 mil 265 casos positivos de COVID-19, con mil 957 defunciones, y actualmente hay mil 746 casos activos.
En Hidalgo, se han confirmado 13 mil 66 casos positivos y 2 mil 78 defunciones.
Las autoridades de salud de ambas entidades manifestaron sus dudas sobre la celebración de los comicios, pero la Secretaría de Salud –ante consultas específicas del INE– dio su aval para que se lleven a cabo bajo medidas de protección tanto para los electores como para los funcionarios de casilla.
Los protocolos de seguridad sanitaria aprobados por el INE y las autoridades electorales locales abarcan las campañas, la instalación y operación de casillas, el traslado de paquetes electorales y los cómputos distritales.
En las casillas, los espacios y el material para votar se sanitizarán constantemente; se controlará el acceso para que no haya demasiados votantes al mismo tiempo, se marcarán los pisos para guardar una distancia de metro y medio entre quienes hacen fila para votar, y se aplicarán medidas para que el cómputo de los votos concentre a la menor cantidad de funcionarios, observadores y representantes de partidos.
En esas condiciones, el primer desafío de estas elecciones será que la gente confíe en esos protocolos y que los niveles de participación ciudadana sean aceptables, en comicios locales no concurrentes con una elección federal y en los que no está en juego la gubernatura.
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En lo político, destaca que ambas entidades son gobernadas por el Partido Revolucionario Institucional, cuyos gobernadores se juegan en esta elección el control político de sus plazas.
En Coahuila, se votará para renovar el Congreso local, en donde actualmente hay 10 diputados del PRI, 9 del PAN, 2 del partido local Unidad Democrática de Coahuila (UDC), 1 de Morena, 1 del PRD y dos diputados independientes.
La rivalidad entre el PRI y el PAN es añeja en este estado y, en 2017, la elección de gobernador llegó hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, donde se decidió ratificar el triunfo del priista Miguel Ángel Riquelme, a pesar de que el INE había decidido anular los comicios por rebase del tope de gastos de campaña.
El bipartidismo PRI-PAN, sin embargo, se vio amenazado en 2018, cuando Morena ganó las dos Senadurías de mayoría, con el 36.2 por ciento de los votos. El PRI quedó en segundo sitio, con 32.4 por ciento y el PAN se fue al tercer sitio con el 28.7 por ciento, a pesar de haber postulado al Senado a su excandidato a la gubernatura Guillermo Anaya.
En estos comicios, hay 11 partidos políticos postulando candidaturas al Congreso local: los nacionales PRI, PAN, Morena, PRD, PVEM, PT y MC; los locales UDC, Unidos, PRC y EZLP, además de candidaturas independientes en los distritos 2 y 5.
En el caso de Hidalgo los comicios se convocan para elegir a las autoridades de 84 ayuntamientos, de los que actualmente el PRI gobierna la mayoría: 16 solo y 14 en alianza con el PVEM y el Panal.
El PAN gobierna sólo 15 municipios, entre ellos la capital, Pachuca de Soto, en donde las encuestas publicadas hasta el momento perfilan una cerrada contienda entre el candidato priista Sergio Baños y el de Morena, Pablo Vargas.
Actualmente, Morena gobierna únicamente 7 ayuntamientos hidalguenses, pero en 2018 su triunfo fue contundente en la entidad: Andrés Manuel López Obrador cosechó ahí 850 mil votos (60 por ciento de los emitidos en la entidad); ganó holgadamente las Senadurías y triunfó en las elecciones de Congreso local, llevándose 17 de los 18 distritos.
Aunque a Morena se le complicó la postulación de candidatos, debido a las disputas internas por la dirigencia nacional, llega a los comicios como principal retador de la maquinaria priista encabezada por el gobernador Omar Fayad.
Además de los siete partidos políticos nacionales, en Hidalgo compiten como partidos locales Nueva Alianza, el PES, partido Más por Hidalgo y partido Podemos.
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Las elecciones del 18 de octubre serán un laboratorio (un “banco de pruebas” le ha llamado el INE) para la vigencia de la democracia electoral en plena pandemia de COVID-19. Una importante prueba de cara a los comicios federales y ocales de 2021, en los que seguramente el Coronavirus seguirá presente entre nosotros.
También serán un termómetro del ambiente político. En estos comicios se sabrá si el PRI sigue vivo en sus bastiones y con dos de sus gobernadores más “afamados” como operadores políticos.
Pero también será posible dilucidar si Morena mantiene la fuerza de 2018 y 2019 (cuando ganó Puebla y Baja California), si el lopezobradorismo sigue arrastrando a miles a las urnas o si el desgaste del gobierno y los pleitos por la dirigencia nacional del partido pasan la factura en lo local.