MADRID (AP) — Muchos residentes de Madrid necesitarán una justificación para salir de sus vecindarios y enfrentarán limitaciones en las reuniones grupales incluso más estrictas que las existentes, luego de que las autoridades impusieron medidas el viernes para tratar de frenar la segunda ola de coronavirus de más rápida propagación en Europa.
Las restricciones afectan a unas 860,000 personas, o al 13% de los 6.6 millones de residentes de la región, en zonas donde se están detectando uno de cada cuatro casos nuevos de coronavirus, anunció Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, en una conferencia de prensa.
Las zonas también son las más pobres, más densamente pobladas y han registrado una incidencia de virus prevalente por encima de 1,000 casos por cada 100,000 personas en los últimos 14 días. La misma tasa para todo el continente europeo, incluida Gran Bretaña, se situó en 76, de acuerdo con el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).
El subdirector de salud de la región de Madrid había dicho hace unos días que las medidas más estrictas serían unos confinamientos selectivos, pero Díaz Ayuso señaló el viernes que quería evitar cualquier orden obligatoria de permanecer en casa.
“El confinamiento y el estado de alarma es el desastre económico y hay que evitarlo por todos los medios”, dijo Díaz Ayuso. “No es momento de restringir las libertades y sí de medidas específicas. Se necesitan cuarentenas que se cumplan y diagnosticar”.
Bajo las nuevas normas, los parques estarán cerrados, las tiendas y restaurantes deberán operar a un 50% de su capacidad, y los residentes necesitarán justificar que van en camino a trabajar, estudiar o a una cita médica para poder abandonar las zonas afectadas por las medidas. También se realizarán casi un millón de pruebas rápidas de antígenos, dijeron las autoridades.
La tasa de transmisión en la capital española duplica con creces la media nacional, que ya lidera las listas de contagios de Europa. El viernes, reportó más de 5,100 casos nuevos de coronavirus para la ciudad y sus alrededores, 200 más que la víspera. Los hospitales de la región atendían a 2,907 personas, 17% de la capacidad hospitalaria total, incluidos casi 400 pacientes en terapia intensiva, o 41% de esas camas.
En otra señal de cómo se han ido ocupando las camas de hospitales por pacientes con COVID-19, se instaló una hilera de carpas verdes con cruces rojas afuera del hospital militar Gómez Ulla de Madrid, la cual estaba vacía el viernes.
El Ministerio de Defensa de España dijo que las carpas se instalaron como medida de precaución para admitir a los pacientes y evitar que las salas de emergencia se abarrotaran.
España ha reportado más de 640,000 casos de coronavirus, más que cualquier otro país europeo, y por lo menos 30,400 personas han fallecido a causa de la enfermedad desde el inicio de la pandemia, de acuerdo con datos oficiales del Ministerio de Salud.
En la capital, a pesar de restricciones a la vida nocturna, a fumar al aire libre y que la interacción grupal se limita a un máximo de 10 personas, que será de seis a partir del lunes, los casos de COVID-19 han seguido aumentando. Las medidas no han evitado que los brotes se propaguen ampliamente, algo que los expertos atribuyen a una menor observancia de la autoprotección y, sobre todo, a una falla en el rastreo diligente de contactos de las personas que dieron positivo.
Algunos expertos advirtieron que se necesitaban más acciones.
“Se está pensando demasiado. Hay que actuar”, dijo Daniel López Acuña, quien fue director de emergencias en la Organización Mundial de la Salud, y añadió que las medidas eran “tardías e insuficientes”.
Rafael Bengoa, otro exfuncionario de la OMS, señaló que con una transmisión comunitaria generalizada “es probable que dentro de un tiempo haya que plantearse el confinamiento de toda la comunidad”.
“Parece que se está aprendiendo demasiado despacio, no se ha actuado con suficiente energía”, comentó Bengoa a la estación de radio Cadena SER.
Con información de AP.