El Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) junto a un equipo de trabajo que lidera Paul Marcel Nindenshuti, se desarrolló una galleta nutricionalmente mejorada para combatir la anemia, deficiencia de hierro y vitamina A, en niños preescolares.
La desnutrición infantil es un problema mundial, principalmente en países en desarrollo. Se estima que en el mundo cada año mueren 6.9 millones de niños menores de cinco años debido a una mala nutrición, específicamente por deficiencia de micronutrientes.
En la zona norte de México, en 2015 se reportó que 12.9% de niños tenían deficiencia de vitamina A y 16% deficiencia de hierro. La fortificación de alimentos y combinaciones de cereales y leguminosas han sido estrategias utilizadas para prevenir y aliviar la desnutrición y deficiencia de micronutrientes.
Paul Marcel, quien realizó este proyecto de investigación bajo la tutela académica de María Isabel Grijalva Haro, académica de la Coordinación de Nutrición del CIAD, formuló y elaboró una galleta infantil de alto valor nutricional utilizando la combinación óptima de harina de trigo, maíz y soya y fortificándola con micronutrientes, la cual presentó un contenido de 12.5% de proteína, 14.3% de lípidos, 53.2% de carbohidratos, 4.9% de fibra dietética, 39 µg/100g de vitamina A y 18 mg/100g de hierro.
Con el propósito de conocer los efectos en la salud de dicho alimento, se realizó un estudio de intervención comunitaria conducido en niños preescolares de entre tres y cinco años en Hermosillo, Sonora.
Durante un período de cuatro meses se suministró diariamente esta galleta a cuarenta y seis niños(as), a quienes se les realizaron mediciones de peso y talla y una evaluación bioquímica de hemoglobina, ferritina y retinol sérico antes y después de la intervención.
Los hallazgos mostraron que hubo un incremento significativo en los indicadores de peso, talla e índice de masa corporal asociados con la edad de los infantes. Asimismo, la proporción de niños(as) con anemia y deficiencia de hierro disminuyó 4.8% y 7.9% respectivamente.
El equipo de investigación evaluó la alimentación (dieta) de los niños participantes y documentó que durante el periodo que duró la intervención su ingesta no presentó gran variedad de productos, hubo elevado consumo de bebidas azucaradas y productos cárnicos y una mínima presencia de frutas y verduras. No obstante, registraron un aumento de ingestión diaria de macronutrientes y también de hierro y zinc, pero no de vitamina A.
Nindenshuti agregó que este es un producto de consumo aceptable y nutritivo que puede ser utilizado en programas de asistencia social en las poblaciones más vulnerables que presentan desnutrición, deficiencia de hierro y anemia. Se recomienda que se incluya la fortificación con vitamina A para mejorar el estado de nutrición de niños con deficiencia de esta.
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