Este miércoles –ya adelantó que en tono optimista, de gracias a la vida- nuestro presidente dará un informe. Lo hace seguido, como prometió. Ahora la ocasión es el aniversario de su triunfo electoral el 1 de julio, se cumplen ya 2 años.
Mientras tanto, el mismo día entra en vigor el T-MEC (Tratado México, Estados Unidos y Canadá) y nuestros legisladores federales se apresuran, ahora sí, para reunirse y aprobar al menos 5 leyes en vota-que-te-da-coronavirus, es decir, rápido, este lunes y martes.
Aunque han tenido tiempo de sobra para planchar las cosas (lenguaje de uso común legislativo que quiere decir acordar las cosas para que todo pase rápido en el pleno sin molestas reservas ni discusiones) hasta ayer por la noche no se llegaba bien al acuerdo de llamar a este periodo necesario.
¿Por qué? Ah, pues porque la mayoría de Morena hasta el último momento insistió en que ya que se reunían, al más puro estilo de “No Discutamos”, esa canción de Juan Gabriel, también aprovecharan para pasar sin gran discusión el cambio legal que le permitiría al presidente hacer cambios al presupuesto sin que pasara por el Congreso y también la famosa e ignominiosa desaparición de los fideicomisos sin revisar cuáles sí y cuáles no. La oposición dijo, hasta el cierre de esta columna que no.
“Entre otros”
Como todo en lo legal, siempre hay que leer las letras chiquitas y en este caso las que sobran.
Hay reglas para llamar a un periodo extraordinario: se tiene que hacer con un dictamen que ya esté listo, discutido y votado a favor en comisiones y solo se puede discutir para lo que se llamó, nada de que a la mera hora veo burro y se me antoja viaje.
Ahhh, pero el acuerdo de ayer decía dos palabras, querido lector, lectora: “entre otros”. Y era una prerrogativa de lo órganos de gobierno que bueno, están bajo el control de Morena. Es decir, dos palabras que habían una puerta para hacer un eterno extraordinario o lo que se les ocurriera (también criticar a la presidenta de la Cámara de diputados, Laura Rojas, quien osó, con las atribuciones que le da la ley y ante la petición de muchos grupos de ciudadanos y expertos, hacer una controversia constitucional contra el decreto presidencial que permitiría que el Ejército esté en las calles hasta 2024).
Lo cierto es que parece ser que sesionarán. Serán jornadas más largas porque se aprobó como medida anti-covid que solo ingresarán al salón 50 diputados o senadores y luego otros, que esperarán en sus oficinas. De hecho los escaños o curules ya tienen divisiones de acrílico. Se les ha pedido que usen cubrebocas y caretas pero todo dependerá de cada persona legisladora.
Sí les pidieron al personal de las cámaras que se hagan pruebas de coronavirus y los que asistan porten claramente que están libres del virus pero hay legisladores que no quieren hacerse la prueba y no usan nada de nada, como Gerardo Fernández Noroña, del PT.
Y el INE y Morena
El diputado Mario Delgado, coordinador de Morena, también quería de una vez aprobar un segundo periodo extraordinario para el 22 de julio. Ahí se discutiría, votaría y aprobaría quién ocuparía los espacios de cuatro consejeros que tiene vacíos el vacío Instituto Nacional Electoral, que organiza las elecciones. Y en el 2021 habrá renovación de 15 gubernaturas, la Cámara de Diputados completa y procesos en 30 de 32 entidades.
Para saber quiénes son las personas consejeras, se integró un comité técnico de evaluación de notables que ya analizó a todas las personas que se consideraban merecedoras del cargo, un chorro y determinó cuatro quintetas que deberá aprobar la cámara pronto. El INE debe tener todos sus consejeros para cuando inicie el periodo electoral de manera formal: en septiembre de este año, aunque votemos a mediados del 2021.
Todo esto urge mientras, también, uno de los integrantes del comité técnico está bajo fuego: me refiero al académico John Ackerman que no ha tenido una buena semana, digamos. Primero toda la suspicacia que levantó el hecho de que él y su esposa, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval tengan muchas propiedades y luego un tuit, ah, los tuits.
El viernes pasado, cuando Omar García Harfuch, secretario de seguridad pública de la Ciudad de México sufrió un atentado que lo dejó herido, mató a dos de sus escoltas y a una mujer que solo pasaba por ahí porque iba a trabajar a un puesto de comida, se le ocurrió escribir, adjuntando un video del momento que vaya que sí fue terrorífico y que abre algo que no había sucedido en la Ciudad de México:
“Este video demuestra que el ataque contra @OHarfuch fue una acción coordinada del crimen organizado en contra del gobierno de @Claudiashein y la #4T. Los sicarios del narco son la contracara del sicariato mediático. Buscan desestabilizar a toda costa”.
Vaya, vaya. Deje usted la referencia a los sicarios del narco. ¿Equipararlos con un “sicariato mediático”? Vaya, yo siempre he dicho que las palabras dañan y matan, lentamente, y lo reafirmo, pero “sicariato”? ¿En el país que no está en guerra formal que más muertes de periodistas (y él también se autodefine como periodista) tienen en el mundo?
La respuesta más interesante a los miles de comentarios que recibió Ackerman viene de la CNDH, cuando fue precisamente esa insititución quien lo nombró, junto con Sara Lovera, para formar parte del comité técnico para elegir a las quintetas de consejeros y consejeras del INE:
“Hacemos un respetuoso exhorto a @JohnMAckerman para que se conduzca con civilidad y respeto a los #DDHH de las personas que ejercen el periodismo. Rechazamos categóricamente estas expresiones que contribuyen a agravar las condiciones en las que desarrollan su trabajo.
La estigmatización y el descrédito inciden en la materialización de todo tipo de agresiones y amenazas en contra de periodistas. Reiteramos nuestra preocupación por la ausencia de acciones para garantizar su vida, integridad personal y seguridad”.
Y daba pie a un comunicado que pueden leer aquí: bit.ly/CNDH-196-20
Fue el segundo strike que recibió Ackerman en la semana, para usar términos beisboleros. También lo hizo enojar mucho y lo hizo público, el hecho de que Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en el Senado y líder de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Senadores osara dar una entrevista a Carlos Loret, a quien anunció públicamente que demandará.
Ackerman entonces tuiteó:
“¿Qué esperan para renovar su coordinación? Ya lo dijo López Obrador. Es tiempo de definiciones”.
Monreal recibió apoyo de los suyos y sanseacabó. Al parecer lo que podemos aprender del tema es que hay diferencias entre el gabinete y Morena, que, como el país está dividido.
Y así entramos a esta semana de algunas definiciones, querido lector, lectora. Donde Hugo López Gatell acepta que no hemos vivido aún el pico de la pandemia, pero que la epidemia de coronavirus se está “desacelerando”. Reitera que la primera ola terminará en octubre… pero para entonces ya tendremos de frente a la influenza y la neumonía (en la estadística de mortalidad anual no las diferencian) y en el 2018, la última cifra disponible, tomó 28 mil muertes de personas en México.
Ya han dicho que harán una campaña de vacunación sin precedentes para la influenza. Ojalá así sea y que venga de una campaña integral acompañada por cubrebocas para todos. Como sea, ah qué año este de 2020.
Ya pa’ irnos
Un abrazo a Juan Carlos Romero Hicks, a su esposa, Frances Siekman, y a los otros nueve hijos del matrimonio.
El domingo supimos que falleció Juan Carlos, de 42 años uno de sus vástagos. Al parecer debido a una embolia pulmonar.
Descanse en paz y pronta resignación para toda la familia.
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