Durante muchos años ser un buen padre de familia fue equivalente a ser un mero proveedor, una persona que trabaja para satisfacer todas las necesidades materiales del hogar, que no falte lo necesario. El padre de familia justificaba su función trabajando, sin pensar que formar una familia también significa disfrutarla, ver crecer con alegría a sus hijos, y colaborar en formarlos.
El escritor estadounidense Michael Levine tiene una frase respecto de la paternidad “Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista.”. Obviamente esto también aplica para ser madre, el compromiso va mas allá del hecho fisiológico de tener un hijo.
Ser un proveedor no es una tarea fácil, pero ser padre de una familia va mucho más allá de traer el sustento, por poco o mucho que este sea, de hecho, muchas personas creen que proveer en exceso los hace mejores padres, o, por el contrario, la falta de lo material los hace malos padres.
El arquitecto, teórico del arte y escritor italiano León Battista Alberti decía que “el mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día”, los hijos esperan en buena medida contar con el liderazgo de sus padres, alguien que los forme, que les de ejemplo, que les responda sus dudas.
Involucrarnos emocionalmente con el hijo, participar en su cuidado y atención, darle tiempo de calidad, ser un ejemplo para él, son el tipo de actividades que hoy en día un padre debe de llevar a cabo. Se necesitan dos para concebir a un hijo, así mismo se necesitan dos para su desarrollo.
El papel que juega un padre, junto con la madre, en la vida de sus hijos es muy importante, ellos juntos crearán las condiciones en las que se dará el desarrollo y crecimiento de los hijos, para que sean personas de bien en el futuro y puedan aportar cosas positivas a la sociedad.
Sacar adelante esta responsabilidad no es nada fácil, existen libros, cursos, asesorías, entre otras muchas herramientas para ayudar a ser padres, pero en realidad es un esfuerzo personal que no se puede considerar una ciencia, no existen procedimientos estándares, cada hijo presenta sus propios retos y cada padre deberá hacerles frente en base a su mejor criterio, dicen que no valoramos a nuestros padres hasta que nosotros lo somos.
Escritor y periodista estadounidense Mark Twain, platicaba una anécdota personal en referencia a la paternidad: “Cuando yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años”.
Como dice el dicho mexicano: “Sólo el que carga el costal sabe lo que lleva adentro”, ser padres nos hace cambiar en mucho nuestra perspectiva, nos hace valorar la gran responsabilidad de formar a una familia, el esfuerzo que hicieron nuestros padres en formarnos a nosotros, podremos criticarlos, pero hoy sabremos comprenderlos.
Nuestro papá en lo general nos debe de inspirar seguridad, confianza en el futuro, su rol es el de establecer los límites y el rumbo de nuestra formación inicial, su influencia es poderosa en la salud emocional, debe de ayudar al hijo a tener la disposición a enfrentar los retos que la vida le presente, a sobrellevar las dificultades de la vida y salir adelante.
El padre de hoy no domina, da libertades, pero enseña responsabilidades, el hijo debe de saber que cada acción implica una reacción o consecuencia, nada es gratis y lo que hacemos o dejamos de hacer tarde o temprano nos define.
Para que los hijos tengan un sano desarrollo deben de ser educados en la libertad responsable, no pueden pensar en no estudiar o no trabajar porque tienen padres que les provean sus necesidades, como lo comenté anteriormente, una paternidad responsable implica mucho más que solo proveer, se debe hacer responsables a los hijos de su propio presente y futuro.
La formación de una familia es un trabajo en equipo, en donde padre y madre colaboran y se complementan en todas las tareas y los hijos son una parte activa de las responsabilidades, todos los derechos implican como contraparte un esfuerzo equitativo de quien quiere disfrutarlos.
Formar un hogar conlleva muchos esfuerzos, pero provee a todos de muchas satisfacciones, el ser humano trasciende y se siente pleno en la familia, ahí es donde podemos encontrar una razón más para darle sentido a nuestra vida.
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